Los commodities bajos tumbaron a la izquierda

Los expertos discrepan sobre si hay un fin de ciclo de los gobiernos progresistas en América Latina, "No creo que haya existido ni una ola de gobiernos izquierdistas antes, ni un reflujo ahora", explica Gabriel Puricelli. Los claroscuros de la experiencia Argentina. El riesgo de perder conquistas sociales obtenidas en la última década.

NOMBRE DEL ARCHIVO.: PURICHE .22 ULTIMA MODIFICACION: 17-05-88 17:37                                 Luego de poco más de una década en la cual América Latina logró enhebrar una serie de gobiernos de centroizquierda que llegaron al poder a través de las urnas, algunas fichas han comenzado a caerse. El reciente caso del juicio político a Dilma Rousseff en Brasil dispara la pregunta: ¿llegó a su fin el ciclo de la izquierda en la región? Es verdad que aún permanecen numerosas gestiones progresistas, pero definitivamente la tendencia parece haber cambiado.

"La verdad es que no creo que esto se trate de un fin de ciclo porque no creo que se pueda considerar a America Latina en su conjunto como una región que se comporta de una manera homogénea, donde cada país políticamente está mirando lo que pasa con el vecino. Hay un fenómeno de fondo que es el fin del ciclo de las commodities, se terminaron los altos precios internacionales, lo cual ha hecho mucho más difícil ser oficialismo", asegura Gabriel Puricelli, vicepresidente del Laboratorio de Políticas Públicas.

Y agrega: "Esto independientemente del color político del gobierno de turno y del país en cuestión. También existen algunas particularidades. Por ejemplo ha retrocedido el chavismo en Venezuela, pero lo que no se dice es que en la mesa de la Unidad Democrática hay también muchas fuerzas de izquierda que hoy no están en el gobierno. Se trata, en definitiva, de una posición pluripartidaria que no es homogéneamente de derecha".

-¿Qué lectura hace del caso brasileño?

-El caso de Brasil no es tanto un cambio de opinión de los brasileños que le dieron una victoria exigua a Dilma Rousseff hace no tanto tiempo atrás, sino más bien un cambio urdido en los pasillos gubernamentales. Es un cambio que podría llamar palaciego. Pero más allá de esto, y volviendo a lo anterior, sigue habiendo gobiernos progresistas que gozan de buena salud en Chile, Uruguay, El Salvador, Costa Rica, Ecuador.

-¿Hay cierto apuro en ponerle la lápida a la centroizquierda?

-Yo sería prudente con esta figura de la ola cuyo uso es muy corriente hoy en día. No creo que haya existido ni una ola de gobiernos de izquierda antes, ni un reflujo ahora. Ocurre que han cambiado las coordenadas económicas en las que operan los gobiernos. Algunos han tenido problemas serios para gestionar el cambio de régimen macroeconómico, y eso es lo que le pasó a Dilma Rousseff. Tuvo problemas para gobernar, pero también han habido inconvenientes en la Argentina para gestionar el cambio de régimen.

LA DECADA

-¿La centroizquierda sacó realmente provecho de los precios internacionales récord? ¿Cuál es su balance de esta década?

-El balance es bastante desparejo: por un lado ha habido gobiernos que han intentado reformas sociales significativas con una política económica que no jugó al prueba y error. Han hecho avanzar significativamente a su sociedad, como Brasil y Bolivia. Estos son dos saldos significativos en términos históricos. Lo que pasó en Brasil tiene cierto parecido a lo ocurrido en la Argentina de la década del "40, pese a que termina con una crisis fiscal y recesiva. Hubo una incorporación masiva de sectores insustentables, sectores pobres a la clase media.

-¿Y el resto?

-Pondría bastante cerca a Ecuador, que hizo una revolución de las infraestructuras que es bastante notable. Hay países como Uruguay que lograron estabilidad y crecimiento sostenido, acompañados de algunas reformas sociales significativas, promovieron las libertades individuales, liberaron el consumo de marihuana, fomentaron los derechos humanos. El balance de Venezuela, en cambio, es desastrozo. La están llevando al mismo punto de partida del Caracazo.

-¿Qué pasó en Argentina?

-Algunos otros países tienen un balance mediocre, como Argentina. Logró recuperarse relativamente hasta alcanzar los niveles previos a la crisis del "98, pero no recuperó la trayectoria ascendente de largo plazo. Si comparamos con cuando empieza la recesión posterior a la crisis del Tequila, es significativa, pero no en términos históricos. No se vuelve a la posición que gozó el país hasta mediados de los sesenta.

-¿Cómo jugaron las demandas de segunda generación en el cambio de rumbo?

-Diría que al kirchnerismo lo sostuvo que satisfizo alguna demanda como el matrimonio igualitario o la justicia por los crímenes durante la dictadura. El Frente Amplio de Uruguay avanzó mucho en este tipo de demandas. En el caso de Brasil, no creo que la crisis se deba a eso. Mi interpretación es que se explica por una combinación de crisis económica, oportunismo político, pase a la oposición de los aliados y activación de sectores que ya eran opositores.

ALTO RIESGO

-¿Hay riesgo de perder conquistas sociales obtenidas?

-El riesgo de perder las conquistas está más asociado al mal gobierno que al cambio de signo político. En Venezuela hubo recuperación significativa en la década que siguió al Caracazo, y se están perdiendo las conquistas con el mismo gobierno. Hace una semana que en Brasil asumió Temer, sería irresponsable la futurología. Pero la agenda de Temer no es una agenda de defensa de conquistas. En el caso argentino sí se está viendo un deterioro de las condiciones de vida en el corto plazo por la disparada inflacionaria y la falta de medidas compensatorias. Pero es temprano para decir que hay un retroceso social, para afirmar que esto nos espera para los próximos cuatro años. Existe sí una constatación de pérdida de poder adquisitivo, un impacto brutal. Uno de los directores Banco Central reconoció que habían sido tremendos los aumentos. Igualmente creo que hay que esperar un poco.

-También hay otro discurso en cuanto a la integración regional. ¿Se buscará la firma de Tratados de Libre Comercio con algunas potencias?

-Las condiciones no son favorables para grandes cambios en la política exterior. Vemos que a pesar del entusiasmo manifestado por el Mercosur -antes de que suspendieran a Dilma-, respecto de retomar negociaciones con la Unión Europea, encontraron resistencia en los europeos. Hubo manifestaciones en Dublin y Bruselas en contra del acuerdo. Las condiciones económicas del mundo son malas, no hay puntos brillantes o positivos para destacar. Son limitados los entusiasmos retóricos de retomar la agenda de volver al mundo. Hay presiones en todos lados. Pienso que verificaremos un cambio en las retóricas gubernamentales. La del gobierno argentino ha cambiado mucho, pero sería contrario a la realidad decir que el Mercosur estaba avanzando. Estaba ya estancado, la retórica de la unidad ocultaba mal esa falta de avances prácticos. Tampoco hay buenas noticias para la integración hacia adelante.