Una mayoría amplia y sin control

La ruptura "de facto" del bloque justicialista involucra dos consecuencias. La primera, que el Senado está fuera de control para el Ejecutivo. La segunda, que no pocos senadores kirchneristas representan una amenaza real para la gobernabilidad.

POR OBSERVADOR

La reunión de ayer de la ex presidenta Cristina Fernández con veintidós senadores del Frente para la Victoria en las cercanías del Congreso demuestra varias cosas, pero la más relevante es que el bloque hegemónico de la Cámara está prácticamente dividido en dos sectores. Uno dialoguista, liderado por su presidente, Miguel Angel Pichetto; y otro, duro opositor, con un perfil similar al bloque de Diputados: muy hostil a Mauricio Macri y dispuesto a rechazar todas sus iniciativas.

En respaldo del último y en desafío a Pichetto, CFK convocó ayer a quienes antes les mandaba órdenes por teléfono. Esas órdenes eran inapelables y las transmitía Carlos Zannini. Tocaba a Pichetto imponerlas con mano de hierro. El poder, cuando cambia de manos, se permite esas ironías.

La ruptura "de facto" del bloque involucra dos consecuencias. La primera, que el Senado está fuera de control para el Ejecutivo. La segunda, que no pocos senadores kirchneristas representan una amenaza real para la gobernabilidad. Quizás no ahora, que Macri conserva un alto nivel de aprobación a pesar del ajuste, pero sí pueden serlo en el futuro, si la economía no se recupera.

La traba para la gobernabilidad quedó a la vista cuando los concurrentes contaron que la ex presidenta "vetó" a los actuales candidatos a la Corte Suprema, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, por el "pecado de origen" de haber sido designados por DNU, aunque después hayan cumplido con todos los requisitos dispuestos por la Constitución y las normas pertinentes. Aclaró que su opinión no equivalía a un "Diktat", pero que los senadores deberían debatir la cuestión en el bloque.

Ambos candidatos tienen despacho favorable de comisión desde hace más de un mes, pero no llegaron al recinto. Ahora la razón quedó a la vista: un alto porcentaje de kirchneristas votarían en su contra. Como para designarlos se debe conseguir una mayoría de dos tercios, CFK eligió un terreno muy favorable para medir fuerzas con Pichetto. Ayer sumó 22 senadores sobre un total de 42, pero los números cambian de acuerdo con las circunstancias. Contra la salida del default votaron "sólo" 16 kirchneristas. La reunión debería no obstante hacer sonar las alarmas en la Casa Rosada.