Felicidad Nacional Bruta: el indicador más creíble

Cada vez más expertos consideran que el verdadero crecimiento y desarrollo de una nación depende de cuán felices son sus habitantes. Aseguran que hoy es el principal valor sobre el cual deben invertir sus esfuerzos los gobiernos para lograr el bienestar de la sociedad.

Suiza, Islandia, Dinamarca, Noruega y Canadá. En ese orden se ubican en el ranking los cinco países más felices del mundo, según el último "Informe Mundial sobre la Felicidad".

El trabajo, publicado en abril último, pone de manifiesto que la felicidad de los habitantes es hoy el indicador más fiel del crecimiento y desarrollo de una nación. Mucho más que los índices que se utilizaban hasta ahora, basados exclusivamente en los aspectos económicos.

"Un número creciente de gobiernos nacionales y locales utiliza los datos y análisis sobre la felicidad en la búsqueda de políticas que puedan ayudar a mejorar la vida de las personas", subrayan los autores del informe producido por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN, por sus siglas en inglés).

"Los gobiernos miden el bienestar subjetivo y utilizan las investigaciones realizadas sobre el tema como guía para diseñar los espacios y servicios públicos", añaden.

Según se desprende de este trabajo, nueve de los diez países más felices en 2015 también se encontraban entre los diez primeros en 2013. Pero el ranking cambió: ahora Suiza, que antes ocupaba el tercer puesto, pasó al primero, seguida de cerca por Islandia, Dinamarca y Noruega. El resto de los diez primeros clasificados son: Canadá, Finlandia, Países Bajos, Suecia, Nueva Zelanda y Australia. Argentina se ubicó en el puesto 30.

INDICADORES CRITICOS

Desde su primera publicación, en 2012, el "Informe Mundial sobre la Felicidad" demostró que el bienestar y la felicidad son indicadores críticos del desarrollo económico y social de una nación, y que deben ser objetivos clave de la política.

El documento observa los cambios que hubo, en términos de felicidad, en 158 países y analiza las razones detrás de estas estadísticas.

"La aspiración de una sociedad es el florecimiento de sus miembros", afirma Jeffrey Sachs, director del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia y uno de los autores del trabajo.

"Este informe ofrece evidencia sobre cómo alcanzar el bienestar social. No se trata solo de la plata, sino también de la justicia, la honestidad, la confianza y la buena salud. La evidencia será útil para todos los países en su camino hacia los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)", agrega.

El informe incluye el análisis de expertos líderes en los campos de la economía, las neurociencias y las estadísticas, y describe cómo las mediciones subjetivas de bienestar pueden utilizarse de forma efectiva para evaluar el progreso nacional.

"A medida que avanza la ciencia de la felicidad, estamos llegando al corazón de cuáles son los factores que definen la calidad de vida de los ciudadanos", expresa por su parte otro de los autores del informe, el profesor John Helliwell, de la Universidad de Columbia Británica y del Instituto Canadiense para la Investigación Avanzada.

"Más y más gobiernos alrededor del mundo están escuchando y respondiendo con políticas que ponen en primer lugar el bienestar. Los países con capital social e institucional fuerte no sólo sustentan un mayor bienestar, sino que son más resilientes ante crisis económicas y sociales", enfatiza Helliwell.
Para realizar el trabajo, se encuestó a habitantes de más de 150 países entre 2012 y 2015, en base a una escala de felicidad que va del 0 al 10. El puntaje promedio fue de 5,1.

SEIS VARIABLES

De acuerdo con los investigadores que realizaron el informe, seis variables clave explican tres cuartos de la variación en los puntajes promedio anuales de cada país a lo largo del tiempo y entre un país y otro: el producto bruto interno (PBI) per cápita; la expectativa de vida saludable; tener alguien con quién contar (respaldo social); la percepción de libertad para hacer elecciones de vida; la confianza; y la generosidad.
"Las diferencias en el respaldo social, el nivel de ingresos y la esperanza de una vida saludable son los tres factores más importantes", subrayan los autores.

Asimismo, el informe muestra que tanto a nivel individual como nacional, todas las medidas del bienestar, incluyendo las emociones y las evaluaciones de vida, están fuertemente influenciadas por la calidad de las normas sociales y las instituciones que rigen en una sociedad.

"Esto incluye la familia y amistades, en el nivel individual; la presencia de confianza y empatía a nivel del barrio y la comunidad; y el poder y calidad de las normas", precisan.

En ese sentido, el trabajo demuestra que un desafío crucial a nivel nacional es asegurar que las políticas estén diseñadas y puestas en práctica de modo que enriquezcan el entramado social y enseñen el poder de la empatía a las generaciones actuales y futuras.

DESDE CHICOS

Por otra parte, el documento hace hincapié en la necesidad de trabajar en pos de la felicidad desde la infancia. "Una mirada positiva durante las etapas tempranas de la vida es deseable, pero también fija las bases para una mayor felicidad durante la adultez", enfatiza Richard Layard, director del Programa de Bienestar del Centro para el Desempeño Económico LSE y otro autor del informe.

"Tal como consideramos el valor de la felicidad en el informe actual, debemos invertir de manera temprana en la vida de nuestros hijos para que crezcan y se conviertan en adultos independientes, productivos y felices, capaces de contribuir al país tanto social como económicamente", prosigue.

Según ponen de manifiesto los autores del Informe sobre la felicidad, para evaluar el futuro del mundo, representado por el tercio de la población mundial que ahora tiene menos de 18 años, es "fundamental definir cuáles son los aspectos del desarrollo infantil que más importancia tienen a la hora de determinar si un niño se convertirá en un adulto feliz y productivo".

"Los estudios que hacen un seguimiento de los niños desde el nacimiento hasta la edad adulta muestran que, de los tres factores clave del desarrollo infantil (académico, emocional y de conducta), el desarrollo emocional es el mejor indicador de los tres, mientras que el rendimiento académico es el peor", apuntan.

"Esta conclusión no debería sorprendernos, ya que la salud mental es un factor determinante de una vida satisfactoria en la edad adulta y, además, la mitad de los adultos con enfermedades mentales ya mostraba los síntomas con 15 años", añaden.

En total, 200 millones de niños en el mundo sufren de problemas de salud mental diagnosticables y que requieren tratamiento. Sin embargo, los autores de este informe, subrayan que incluso en los países más ricos, solo una cuarta parte de estos niños recibe tratamiento. "Dar prioridad al bienestar de los niños es una de las formas más obvias y rentables de invertir en la felicidad futura del mundo", contrastan.

UN HITO

Por otra parte, Sachs, Helliwell y Layard indican que el corriente año marcará un hito decisivo en la historia de la humanidad, ya que en septiembre próximo está previsto que los Estados Miembros de las Naciones Unidas aprueben los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que guiarán a la comunidad internacional hacia un modelo de desarrollo mundial más inclusivo y sostenible.

"Los conceptos de felicidad y bienestar servirán muy probablemente de guía para el progreso hacia un desarrollo sostenible. El desarrollo sostenible es un concepto normativo que hace un llamamiento a todas las sociedades para buscar un equilibrio entre los objetivos económicos, sociales y medioambientales", argumentan. 

Los objetivos de desarrollo sostenible están diseñados para ayudar a los países a alcanzar sus objetivos económicos, sociales y medioambientales de manera proporcionada, favoreciendo así mayores niveles de bienestar para las generaciones presentes y futuras, agregan.

APRENDER A SER FELIZ

En tanto, en el capítulo 5 del Informe sobre la Felicidad Mundial, los autores abordan la "neurociencia de la felicidad" y destacan cuatro pilares del bienestar y sus bases neurales subyacentes: la emoción positiva sostenida; la recuperación tras una emoción negativa; la empatía, el altruismo y la conducta prosocial; y la distracción mental, la atención y la "rigidez afectiva" o adherencia emocional.

"Hay dos enseñanzas generales que se pueden extraer de los hallazgos neurocientíficos: la primera consiste en la identificación de estos cuatro pilares mencionados, ya que no suelen destacarse en las investigaciones sobre el bienestar. La segunda es que los circuitos neurales que identificamos como subyacentes a estos cuatro pilares del bienestar muestran plasticidad y, por lo tanto, pueden ser moldeados por la experiencia y el aprendizaje", aclaran los autores del documento, al tiempo que apuntan que "en la actualidad se están desarrollando programas de aprendizaje para cultivar la atención, la amabilidad y la generosidad".

Según los investigadores, incluso en tan solo dos semanas se pueden inducir cambios cerebrales cuantificables. "Estos hallazgos demuestran la idea de que la felicidad y el bienestar deben considerarse como habilidades que pueden ser mejoradas a través del aprendizaje", concluyen.