"Los griegos no quieren salir del euro"

Grecia decide hoy en un referéndum si acepta o no el programa que le ofrecen sus acreedores. El Gobierno tomó una decisión que no dio resultado. Se perdió la confianza en el diálogo, asegura José Siaba Serrate. Es poco factible que mañana pueda reabrirse el corralito bancario.

El referéndum que hoy tendrá lugar en Grecia marcará el derrotero que seguirá el Gobierno de Atenas de aquí en más en cuanto al manejo de su deuda externa. Con las negociaciones en punto muerto, acreencias que llegan al 175% del PBI, desempleo récord, recesión económica y corralito bancario, el futuro del Estado heleno no luce auspicioso.

"En principio acá hubo una decisión unilateral del gobierno griego. La semana pasada decidió salir del curso natural de las negociaciones, que era un cruce de propuestas en las cuales hubo algunos avances", afirma el economista José Siaba Serrate.

Y agrega: "Inclusive lo que se puso sobre la mesa era una propuesta de los acreedores que consistía en aportar 15.500 millones de euros a cambio de promesas de reformas en el Estado griego que iban a permitir financiar el cambio. Cuando se discutía la letra chica del acuerdo, Tsipras (Alexis) vino con una nueva carta, sin avisar".

-¿Hay margen para profundizar el ajuste?

-En principio esto se estuvo discutiendo por meses. En el programa que venció el martes había muchos de estos elementos. En medio de esto asumió el nuevo gobierno de extrema izquierda, aliado con la extrema derecha, que fue la forma de recaudar los votos. Desde que asumieron en enero se estuvo debatiendo ese punto. La decisión de Tsipras de llamar al referéndum fue un balde de agua fría. La idea era que se había avanzado y que lo que faltaba resolver eran temas menores. El primer ministro sacó la conversación de su curso rutinario.

-¿Era inevitable llegar a esta situación de mora?

-Acá lo que hay que entender es que había muchos disparadores. El martes 30 de junio vencía el viejo acuerdo, que se trataba de reflotar. Vencían una serie de cuotas que se habían reagrupado y se habían pateado todas para fin de mes para pagarle al FMI, y la misma propuesta que se va a someter a la consulta popular, en rigor también vencía el martes. La propuesta que se pone en disputa en el referéndum ya venció. Europa la retiró.

GREXIT

-¿Tiene recursos Atenas para salir del euro y asumir las consecuencias? ¿Es válida la comparación con la crisis de Argentina en el 2001?

-La gente se acuerda de la salida y se olvida de lo que fue la caída, que fue muy fuerte. Grecia repetiría ese patrón. Grecia el año pasado había ordenado la agenda, tenía superávit primario y estaba direccionado en sentido favorable. Eso se perdió todo. Eventualmente si saliera del euro tendría que absorber un shock adverso.

-Pese a la mora en el pago, ¿por qué el Banco Central Europeo mantiene los préstamos de emergencia para el sistema bancario griego?

-Esto pone a Europa en una situación compleja, de pensar porqué tiene que seguir sosteniendo esta situación. Lo cierto es que el BCE tiene dinero metido ahí y el FMI también. Las tres instituciones son las que negocian con Grecia, son sus acreedores. Grecia, a diferencia de la Argentina, podía estar en situacion de crisis desde 2010, con margen de zozobra, pero con los bancos abiertos durante cinco años. Algo que Argentina no pudo sostener. Al ser miembro del euro tiene acceso a este financiamiento. Así fue que se sostuvieron las pérdidas de los depósitos, sin que se generara una situación de corrida bancaria.

-¿Reabrirán los bancos mañana?

-No lo veo factible. Ha sido muy fácil cerrar los bancos, peor va a ser muy complejo reabrirlos. Es imposible volver a la situación original a menos que Europa responda con una enorme generosidad, algo que no la caracteriza. Ahora entramos en un terreno nuevo. El elemento que, creo, atrapa más a Grecia si gana el No en el referéndum es la situación de la banca. El drenaje del sistema por retiros diarios, aunque son pequeños importes, es suficiente como para generar algún dolor de cabeza.

ESCARMIENTO

-¿Le están dando un escarmiento a Grecia? ¿Hay demasiada dureza por parte de la troika?

-Es imposible separar la paja del trigo. Todo esto genera desconfianza. Es un tema delicado para todas las partes. Aquí lo que se perdió es la confianza, la palabra de una de las partes perdió valor. En ese marco entra el escarmiento. Tsipras tenía una carta guardada en la manga, pero tal vez tuvo un error de cálculo. Da la impresión que después quiso dar marcha atrás, hizo una nueva propuesta, dijo que aceptaría la reforma. Pero las consignas del referéndum dicen otra cosa. Hay una situación en la cual reina la confusión. El Gobierno griego está en una posición más débil que la que tenía cuando estaba negociando. Tampoco se entiende cuál es la ventaja que podría haber sacado.

-¿Hay culpas compartidas en el quiebre del Estado griego? Atenas malgastó los préstamos, pero los prestadores le financiaron ese consumo ampliamente, en parte porque promovía sus exportaciones.

-Hay dos temas: uno es que resulta irrelevante para la situación actual de Grecia comprobar de quién es la culpa. La culpa original es eventualmente de Grecia, nadie la empujó a gastar, a tener déficit fiscal y de cuenta corriente. Ninguno de estos problemas son de otros. El segundo punto es que, en su momento, el ingreso de Grecia al euro estuvo oculto bajo una manipulación de números. Desde el 2010 se viene con este tono de negociaciones. Están chapaleando en el barro. Cinco años después ninguna parte puede mostrar los zapatos brillantes, todos están manchados por el barro. Buscar culpables no ayuda a resolver el verdadero problema.

-¿Cuál cree que será el resultado del referéndum?

-La población griega no quiere salir del euro. Está divida entre aceptar o no la propuesta de los acreedores, pero es algo totalmente diferente a estar a favor o no de abandonar el euro. Quieren conseguir algún acuerdo, pero con un menor ajuste.