Reactivar recuerdos felices, una posible cura para la depresión

Los hallazgos de un equipo de investigadores sugieren nuevas maneras de tratar esta enfermedad mediante la manipulación de las células cerebrales. Sostienen que podría ser una alternativa a los antidepresivos tradicionales.

Neurocientíficos del Massachusetts Institute of Technology (MIT) demostraron que pueden curar los síntomas de la depresión en ratones mediante la reactivación artificial de recuerdos felices que se formaron antes del inicio de la depresión.

Los hallazgos, que se describen en la edición del jueves último de la revista "Nature", ofrecen una posible explicación al éxito de las psicoterapias en las que los pacientes con depresión son alentados a recordar experiencias placenteras. También sugieren nuevas maneras de tratar la depresión mediante la manipulación de las células cerebrales (neuronas) donde se almacenan los recuerdos.

Los investigadores creen que este tipo de abordaje dirigido podría tener menos efectos adversos que la mayoría de los fármacos antidepresivos existentes, que actúan sobre la totalidad del cerebro.

"Una vez que se identifican los sitios específicos del circuito de la memoria que no están funcionando bien o los que pueden aportar beneficios al estimularlos, surge la posibilidad de inventar nueva tecnología médica a través de la cual la mejoría es dirigida al lugar específico del circuito, en vez de administrar un fármaco y dejar que éste actúe en todo el cerebro", explica Susumu Tonegawa, profesor de Biología y Neurociencia del Instituto Picower del MIT y director del Centro para la Genética de Circuitos Neurales RIKEN-MIT, quien dirigió el trabajo.

Aunque este tipo de intervención todavía no es posible aplicarla en humanos, "este clase de análisis brinda información sobre hacia dónde apuntar los tratamientos para trastornos específicos", agrega Tonegawa.

CONTROL DE LA MEMORIA

En 2012, Tonegawa y su equipo habían reportado que podían "etiquetar" y reactivar racimos de neuronas que almacenan recuerdos específicos, a los que llamaron "engramas".

Más recientemente, demostraron que podían "plantar" falsos recuerdos, y que podían cambiar -de positivas a negativas y viceversa- las asociaciones emocionales de un recuerdo en particular. 
En el nuevo estudio, los científicos buscaron descubrir si su capacidad para reactivar recuerdos existentes podía explotarse para tratar la depresión.

Para investigarlo, primero expusieron a los ratones a experiencias placenteras. En este caso, todos los ratones eran machos y la experiencia placentera consistió en pasar tiempo con ratones hembra.
Durante ese período, las células del hipocampo que codifican el engrama del recuerdo fueron "etiquetadas" con una proteína sensible a la luz, que activa la neurona en respuesta a la luz azul.

Luego de que se formara el recuerdo positivo, los investigadores indujeron en los ratones síntomas tipo depresivos exponiéndolos a estrés crónico. Así, lograron que los ratones muestren síntomas similares a los de los humanos que sufren depresión, tales como darse por vencidos fácilmente cuando enfrentan una situación difícil o no pudiendo obtener placer de actividades que normalmente son disfrutables.

Sin embargo, cuando a los ratones se los puso en situaciones para examinar esos síntomas, los investigadores hallaron que podían mejorar drásticamente los síntomas al reactivar las neuronas que almacenaron el recuerdo de una experiencia pasada disfrutable.

De ese modo, los ratones empezaron a comportarse igual que como aquellos que nunca habían estado deprimidos, pero sólo mientras se mantuvo activado el recuerdo placentero.

POR MAS TIEMPO

En otro grupo de experimentos, los investigadores descubrieron que podían lograr una mejoría más duradera al reactivar las células que almacenaron el recuerdo positivo durante 15 minutos, dos veces por semana, durante cinco días, antes de que se hiciera el examen de conducta depresiva a los ratones.

En esta oportunidad, no se reactivaron los recuerdos positivos durante el examen, pero los ratones se comportaron igual que aquellos que no habían estado deprimidos nunca.

Los investigadores hallaron que la activación repetida de los recuerdos positivos provocó la formación de nuevas células cerebrales en una parte del hipocampo llamada giro dentado. Esto no sucedió durante las activaciones breves de los recuerdos durante los exámenes de conducta; en cambio, la conducta depresiva se superó mediante la activación de un circuito que conecta células engramas ubicadas en el hipocampo, amígdala y núcleo accumbens.

NUEVOS Y VIEJOS RECUERDOS

Otro dato interesante fue que los científicos comprobaron que permitirles a los ratones participar en experiencias placenteras luego de haberse deprimido no mejoró sus síntomas tanto como al reactivar un antiguo recuerdo positivo.

"Las personas que sufren depresión tienen en su cerebro experiencias positivas, pero las partes del cerebro necesarias para recordarlas están rotas. Lo que estamos haciendo en los ratones es "puentear" ese circuito y forzándolo a que se active", señala Steve Ramírez, otro de los autores del estudio.

"Estamos aprovechando el propio poder del cerebro y forzando la activación de ese recuerdo positivo, mientras que si se le da a la persona o al animal un nuevo recuerdo positivo natural, la depresión que padecen no les permite encontrar gratificante esa experiencia", añade.

El estudio sugiere una posible explicación científica de por qué la psicoterapia funciona en algunos pacientes con depresión, expresa Tonegawa.

"De algún modo, el estado depresivo suprime la capacidad de recordar experiencias positivas; lo que hace el psiquiatra es tratar de anular eso y ayudar al paciente con depresión a recordar esas experiencias", prosigue el investigador principal.

FUTURO PROMETEDOR

Por su parte, Tom Insel, director del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, cree que "ese vínculo entre las manipulaciones del circuito neural en ratones y las terapias que se utilizan ahora en humanos hacen que estos hallazgos sean particularmente emocionantes".

El experto, que no participó del estudio, sostiene que este "es un gran paso hacia la posibilidad de entender no sólo los circuitos que subyacen una enfermedad realmente seria como la depresión, sino también los circuitos vinculados con el tratamiento".

En ese sentido, los hallazgos ofrecen posibles nuevos abordajes para desarrollar nuevos tipos de tratamientos para la depresión, dicen los investigadores.

Si los científicos logran crear una forma no invasiva de estimular circuitos cerebrales específicos, podrían ser capaces de alcanzar los mismos efectos observados en este estudio mediante el uso de optogenética (combinación de métodos genéticos y ópticos para controlar eventos específicos en ciertas células de tejidos vivos).

De acuerdo con los especialistas, una manera de lograr esto podría ser una forma más focalizada de estimulación cerebral profunda, la que requiere la implantación de un marcapasos cerebral que envía impulsos eléctricos a partes específicas del cerebro.

En la actualidad, la estimulación cerebral profunda se utiliza en ciertos pacientes con enfermedad de Parkinson, depresión o trastorno obsesivo compulsivo, entre otras enfermedades. "El problema es que la estimulación cerebral profunda es tosca y activa una gran porción del cerebro", afirma Ramirez.

"Podemos imaginar que si en el futuro fuese posible dirigir la estimulación cerebral profunda no a porciones del cerebro sino a grupos específicos de células que creemos que están reteniendo el recuerdo positivo, esto ofrecería una nueva diana terapéutica", concluye.