Siete días de política

Michetti se convirtió en el rival más peligroso de Macri

Un triunfo de la senadora lo dejaría más parado e impactaría en su liderazgo. Se espera que el antimacrismo -radicales, izquierda, PJ- participe de la interna del PRO votando por ella.

El escenario electoral no deja de generar sorpresas. Entre otras, que la interna del PRO capital se ha convertido en el foco de atención de toda la dirigencia política del país. En particular de Daniel Scioli y Sergio Massa que siguen de cerca la evolución ascendente de Mauricio Macri en las encuestas nacionales.

Ambos saben que si su candidato, Horacio Rodríguez Larreta, es derrotado por Gabriela Michetti en las PASO de hoy, la candidatura presidencial del jefe de gobierno sufrirá un seguro impacto negativo. Quedaría en evidencia que no sólo no controla su propio territorio -el segundo distrito electoral del país-, sino que tampoco controla su partido, ni influye sobre los votantes de su espacio ideológico. La señal de debilidad que supondría el haber sido desafiado y derrotado por Michetti constituirá un revés indisimulable para sus aspiraciones de llegar a la Casa Rosada.

La segunda sorpresa es la intervención de terceros en la disputa de poder dentro del PRO. El sistema de internas abiertas habilita a todo el padrón a participar de la pugna dentro del macrismo. De suerte que la candidatura de Michetti terminará funcionando como un caballo de Troya, si se cumple la previsión de que muchos votantes que en la general votarán a la UCR, al PJ o a alguna forma de izquierda, en las PASO lo harían por la senadora.

Más allá de las especulaciones de las distintas capillas macristas, dos datos abonan esta hipótesis. Entre Rodríguez Larreta y Michetti suman una intención de voto que en la mayoría de las encuestas supera el 50%. Nunca el PRO consiguió imponerse en primera vuelta y la "inflación" de sus adherentes lleva a pensar en una intervención "externa".

Otro hecho que reveló lo fluido de la situación fue la intervención de Elisa Carrió exhortando a los porteños a votar por "rulos" (Lousteau), en lugar de "pelados" (Rodríguez Larreta). La idea detrás de su intervención pareció la de sacar radicales y simpatizantes de la Coalición Cívica de la interna del PRO. Carrió es amiga de Michetti, pero es más amiga de derrotar al peronismo, algo que sólo está en condiciones de hacer Macri.

¿A quién beneficiaría una derrota del macrismo? En primer término a Sergio Massa. En la ciudad prácticamente no tiene chances electorales y su candidato -Guillermo Nielsen- fue dejado en el más completo abandono. Massa -que viaja a cualquier rincón del país a fotografiarse con cualquier candidato- no lo acompañó a casi ningún acto, el presupuesto de su campaña fue pobre y quedó completamente aislado con chance nula de competir por el poder.

El interés de Massa está evidentemente en otra candidatura. Desde hace varios meses Macri lo supera en las encuestas y para entrar en el balotaje debe derrotarlo. La única dirigente que podría hacer eso por él no pertenece al Frente Renovador: es Michetti.

Algo similar ocurre con el kirchnerismo. Su candidato, Recalde, parece elegido por una convención del PRO: administrador dispendioso de un elefante blanco como Aerolíneas Argentinas, sospechado de corrupción, con imagen negativa y miembro de "la Cámpora", organismo cuya tarea más conocida es repartir cargos públicos muy bien rentados entre sus adherentes.

Está luchando por el tercer puesto contra Lousteau ante la indiferencia del peronismo porteño y hasta el encono de miembros de su propio sector como Juan Cabandié que le enrostró hablar de aviones en una ciudad que necesita subtes.

¿Qué puede ocurrir hoy? En el campamento de Rodríguez Larreta dejan trascender una completa confianza en el triunfo. Mejoraron su posición relativa en la guerra de encuestas que el fin de semana arrojaba resultados parejos, pero que con el paso de los días fue inclinando el fiel de la balanza levemente a su favor. Había arrancado desde muy atrás, pero el apoyo explícito de Macri le dio un fuerte impulso. Habrá que ver si finalmente le alcanza.

Michetti fue perdiendo terreno y echó mano a armas contundentes. Ligó a Macri con el juego y lo atacó como si perteneciese a otro partido. Su insistencia en la transparencia manchó a su "jefe" con la sombra de la corrupción. Lo obligó a no apoyar abiertamente a Rodríguez Larreta y a decir que un triunfo de ella no significaba una derrota para él, pero ya las cartas estaban jugadas. Macri puso la ciudad y el partido a disposición de Rodríguez Larreta. Pero es una pelea con intermediarios: si gana Michetti, el que pierde será Macri.