Equilibrio, la clave para bajar de peso

Ser conscientes de cada elección que se hace al comer, priorizar los alimentos de mayor calidad nutricional y en la cantidad justa son algunas de las pautas que brindan los expertos para mantenerse en forma siempre y no vivir a dieta.

Muchos se preguntan cómo puede ser que sin comer demasiado, aun engorden. La respuesta es sencilla: el peso está directamente vinculado al balance energético, esto significa el equilibrio entre el consumo energético y el gasto energético, explica un grupo de expertos españoles del Hospital Quirón.

"El consumo energético es la ingesta calórica, es decir, que dependerá de la dieta. El gasto energético, sin embargo, depende de la edad y etapa de crecimiento; la altura; el peso; la actividad física que se realice; el efecto termogénico de los alimentos o el consumo de calorías que implica el proceso de la digestión", resumen los especialistas, al tiempo que añaden que si se realizan distintas comidas o ingestas de alimentos a lo largo del día, se consumirá más energía.

"En las personas que no padecen ningún problema metabólico, el sobrepeso se debe a que la ingesta calórica es superior al gasto energético", subraya el equipo integrado por los doctores Alberto Aliaga, endocrinólogo; Eugenio Fernández Hernández, pediatra endócrino; Fernando García, especialista en Obesidad; y Jorge Solano, experto en cirugía laparoscópica.

MENOPAUSIA

Sin embargo, en ciertos momentos de la vida las causas del incremento de peso no tienen que ver con el balance energético. Tal es el caso de la menopausia, un período en la vida de la mujer en el que la ganancia de peso y los cambios en la silueta son una realidad y afectan a una de cada tres mujeres entre los 55 y 60 años.

Entre las principales causas de esta situación, los profesionales del Hospital Quirón, enumeran:

* Disminuye el gasto energético en reposo (el cuerpo es ahora menos eficiente quemando la grasa).

* Se da una reducción progresiva de la actividad física.

* Descienden los niveles de estrógenos, lo que contribuye a condicionar una menor sensación de saciedad.

* Aumenta la grasa a nivel abdominal (incremento del tejido graso y disminución del tejido magro).

EN LA INFANCIA

Según enfatizan los profesionales, la mayoría de los casos de obesidad infantil y juvenil se deben a que la ingesta calórica es superior al gasto energético. "En general, tenemos una mala percepción del aporte calórico de muchos alimentos de consumo frecuente, que nos aportan muchas calorías en cantidades no muy grandes. Hablamos de los denominados alimentos trampa", argumentan.

En este grupo de alimentos "traicioneros", incluyen:

* Chocolates

* Gaseosas y bebidas azucaradas

* Salsas tipo kétchup, mostaza, mayonesa

* Alimentos precocinados

* Golosinas.

"Esto, unido al sedentarismo que llevan nuestros hijos -el deporte del colegio no es suficiente-, suele resultar en sobrepeso u obesidad infantil más o menos severos", advierten.

APRENDER A COMER

Por su parte, el doctor Antonio Escribano, especialista español en Endocrinología y Nutrición y autor del libro "Aprende a comer y a controlar tu peso" pone de manifiesto la necesidad de adquirir conocimientos y recibir información sobre la alimentación y los alimentos. 

Aprender a comer, según remarca este experto que también es especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte, permite decidir con solvencia sobre los dos aspectos clave y transcendentes de la gestión alimentaria y de ese modo orientar ésta hacia la mejora de nuestra salud: qué comer y en qué cantidad.

"En estos dos aspectos se puede prácticamente resumir lo que es una alimentación sana, siendo el primero el que requiere lo que podría ser un aprendizaje y el segundo una adaptación o pequeño esfuerzo, y ambos conjuntamente una atención y un "estar pendiente" como de tantas otras cosas en nuestra vida", puntualiza Escribano.

Los nutrientes son aportados por la totalidad de los alimentos, no existiendo un alimento "completo" y sí una complementariedad entre todos ellos. "Precisamente esto hace que sea necesario ingerir de forma consciente y premeditada una variedad y combinación de alimentos que de forma equilibrada aporten todo lo necesario", agrega.

Independientemente de la función puramente energética, los alimentos tienen una capacidad "funcional", indica el profesional, es decir, deben aportar algo más para que al consumirlos se provoquen mejoras en determinadas funciones y en el organismo en general, llegando incluso a actuar como preventivos y a veces como tratamiento de diferentes enfermedades.

"Hoy día sabemos que nacemos con una determinada dotación genética, que llamamos "genoma" y que podría ser una especie de "hardware" en nuestra herencia genética, pero al mismo tiempo tenemos un "epigenoma", a modo de "software", que en cierto modo es modificable y puede determinar en mucha medida la expresión de enfermedades presentes y futuras", expresa Escribano, para luego añadir: "También sabemos que una de la circunstancias que intervienen en la modificación positiva o negativa de ese epigenoma es la alimentación que llevemos a cabo en nuestra vida".

GRUPOS DE ALIMENTOS

Asimismo, el autor de "Aprender a comer" precisa que los alimentos se clasifican en energéticos, plásticos y reguladores y, en base a estas propiedades, se pueden dividir en siete grupos: 

1 - Lácteos (leche, queso, yogurt)

2 - Carnes, pescados, huevos 

3 - Papas, legumbres, frutos secos

4 - Verduras y hortalizas 

5 - Frutas 

6 - Cereales y azúcares

7 - Aceites y grasas

"Una alimentación sana y saludable, en primer lugar, debe combinar varios alimentos de cada uno de los siete grupos en una determinada secuencia y sencilla organización que establece la clave "cualitativa" de la alimentación", afirma Escribano.

"Una vez estructurado el componente cualitativo debemos tener presente el segundo aspecto: la cantidad que comemos. Y llegados a este punto hay que imponer una palabra sobre todas: moderación. El ser humano funciona mejor y vive más cuando come pocas cantidades", prosigue.

PREPARACION

Por otra parte, el especialista en Endocrinología y Nutrición hace hincapié en que la gastronomía es esencial en nuestra evolución fisiológica y cultural. "La forma de preparar los alimentos puede y debe ser variada, por lo que debemos incluir todos nuestros conocimientos y habilidades en la cocina. Es perfectamente compatible toda la gama de sabores que aporta la riqueza gastronómica y culinaria que queramos aplicar, si jugamos con las cantidades y las calidades como hemos descrito", insiste.

Para concluir, Escribano subraya que hay que tener cuidado con nuestros hábitos y tendencias y debemos frecuentemente analizarlos y reconsiderarlos. Entre las principales recomendaciones para lograrlo, enumera: 

* Es importante aprender a no canalizar la ansiedad y el aburrimiento hacia la comida. 

* Procurar comer despacio y aprender a "saborear" los alimentos. 

* Hay que saber dosificar nuestras "excepciones". 

* Tener mucho cuidado con el alcohol y los condimentos que aplicamos a nuestros platos y ser muy moderado en ambos aspectos.

"Si a todo lo dicho le añadimos a nuestro esquema de vida y de forma diaria, un descanso adecuado y algo más de una hora de actividad física, habremos completado un perfecto círculo saludable que nuestro organismo agradecerá a corto, medio y fundamentalmente a largo plazo", concluye.