El disfrute de la etimología

Hablar es un placer sensual

Por Aurora Alonso de Rocha
Prosa Amerian Editores. 112 páginas

Estudiar el origen de las palabras, remontarse hasta su raíz lejana, siempre resulta un pasatiempo enaltecedor. En Hablar es un placer sensual, Aurora Alonso de Rocha ofrece al lector interesado una nueva oportunidad de permitirse ese disfrute, centrado esta vez en las diversas vertientes del lunfardo.
Desde el comienzo la autora, quien es abogada y aficionada a las letras, aclara que su intención no ha sido dar una fría investigación académica. Se propuso más bien "consignar aportes inéditos" y "nuevas interpretaciones que puedan enriquecer los trabajos ya conocidos".

En su pesquisa rescata la contribución que hicieron los inmigrantes italianos y españoles a la formación del lunfardo, sin descuidar los vocablos que ingresaron desde el habla campera, de las comunidades de gitanos y, en menor medida, de las poblaciones carcelarias. 

A lo largo del recorrido no elude la desmitificación. Descarta así que la palabra misma "lunfardo" sea una modificación de "lombardo", con su carga de asociaciones despectivas vinculadas a los banqueros del norte de Italia. Revisa también la sensatez de aquella explicación -bastante establecida, por cierto- que considera al vocablo "crotto" como derivado del decreto firmado en 1920 por el gobernador bonaerense José Camilo Crotto que permitía viajar gratis en los trenes a ciertos trabajadores. Plantea además algunas hipótesis: ¿desciende "escracho" de "scarecrow", "espantapájaros" en inglés? ¿Es "chabón" una variación de la voz gitana "chavó", que designa a niño?

En sus palabras finales la autora confiesa que se divirtió escribiendo el libro, con sus pequeños o grandes descubrimientos. No es un logro menor constatar que al correr de las páginas, también el lector atento puede experimentar una reacción parecida.