Crítica: "Así en la tierra como en el infierno", se enfoca en las catacumbas de París

No apto para claustrofóbicos

Con un comienzo prometedor, el resto resulta "más de los mismo", con un final convencional y reiterativo. El equipo actoral simplemente resulta correcto.

"Así en la tierra como en el infierno" (As above, so below). Estados Unidos, 2013. Dirección: John Erick Dowdle. Guión: Drew Dowdle, John Erick Dowdle. ía: Leo Hinstin. Con Perdita Weeks, Ben Feldman, Edwin Hodge, James, Pasierbowicz, Francois Vil, Marion Lambert. Presenta: UIP. Duración: 93 minutos. Calificación: Para mayores de 13 años.

¿Que hubiera pasado si el guión hubiera sido un poco mejor? Otro sería el resultado. Porque director y guionista tenían uno de los motivos más interesantes para desarrollar una buena historia; las catacumbas de París. Hay una red de túneles en Paris que sirvieron de inspiración a escritores como Víctor Hugo en "Los miserables" y a distintos creadores de canciones y video juegos. 

Ante el exceso de la población en los cementerios franceses, durante el siglo XVIII se trasladaron seis millones a minas de la Antigua Roma y se los distribuyeron a lo largo de 300 km. bajo tierra. 

Parece que parte del filme se rodó allí (sólo el distrito 14 está habilitado), aunque no se aprecia demasiado por la sobreabundancia de cámara en mano, utilizada para la filmación. 

CAMARA OSCILANTE

La protagonista es una chica jovencita, Scarlett, de frondoso curriculum, entre ellos el de arqueóloga, que decide investigar la existencia de una suerte de piedra filosofal. Su viaje a Irán no le informa demasiado y va a París y con ayuda de un traductor de arameo, joven y lindo y de un cámara llamado Benji, también joven y lindo, más otros amigos emprenden la marcha. 

El resto no es apto para claustrofóbicos. Redes de túneles a cuál más estrecho y húmedo. Hay que ir medio agachado. El resultado, semioscuridad, sensación de temblequeo, porque todos deben tener en la frente aparte de la luz para avanzar, una cámara oscilante que deja al espectador estremecido, más por los mareos que por el horror. Graffitis, algunos sustos de buena ley, pero reiteración a partir de la primera hora y recurrencia a las culpas de los jóvenes, que, en su mayoría, guardan algún secreto oscuro en el placard. 

Con un comienzo prometedor, el resto resulta "más de los mismo", con un final convencional y reiterativo. El equipo actoral simplemente resulta correcto.

Calificación: Buena