La nueva revolución industrial

En el mundo globalizado no es viable la sustitución de importaciones, enfatiza Jorge Castro. El sector agropecuario es un modelo de lo que debería hacerse en la Argentina. Urge la reconversión del rubro manufacturero. Vaca Muerta desatará una ola inversora.

Batallador incansable, Jorge Castro tiene una visión de la economía y el mundo que, en muchas ocasiones, se anticipa al cambio de rumbo o a la aceleración de los procesos. En esta oportunidad vuelve a dar el golpe a través de su libro "Un futuro común, agro e industria en la Argentina", donde cuestiona el modelo actual y proyecta el camino que deberíamos seguir para saltar del crecimiento al desarrollo.

-Usted afirma que el modelo de sustitución de importaciones está perimido, pero igualmente se sigue impulsando en la Argentina.

-Cambiaron las condiciones mundiales. Acá el problema es lo que sucede en todo el mundo, no el discurso argentino.

-¿Vamos a contramano de lo que ocurre globalmente?

-No es que vamos a contramano, simplemente es que no hay posibilidades de desarrollar la industria sobre la base de un modelo de sustitución de importaciones, en base a una tecnología que no puede competir en el mundo de hoy. Ha habido una nueva revolución industrial, este es el punto de partida para la comprensión de los acontecimientos.

-En su libro se hace hincapié en el déficit de la industria argentina. ¿Cómo habría que revertirlo o morigerarlo?

-En la medida en que se reconvierta la industria. El hecho es que aumentan las importaciones del sector que exporta de la manufactura argentina, lo que es propio del proceso de transnacionalización productiva. Aumenta la fragmentación de la producción y por lo tanto crecen tanto las importaciones como las exportaciones. Entonces hay un sector que representa el 30% de las exportaciones manufactureras argentinas, pero que acarrea más de dos tercios del déficit de la balanza comercial industrial. Es el proceso de globalización.

-¿Este proceso con una fuerte demanda importadora para producir nos dejará siempre la balanza en rojo?

-En la medida en que no se participa de las cadenas globales de producción y de valor, esa tendencia lo que significa es que las exportaciones tienden a ser minoritarias. Es lo que está ocurriendo en los últimos veinte años. Hay todo un sector que se ha reconvertido, especialmente las transnacionales, que en la etapa previa producía exclusivamente para el mercado doméstico. Ahora han comenzado a exportar, y por lo tanto a aumentar sus importaciones. El hecho de que aumenten las importaciones de este sector industrial que exporta es un índice de la transnacionalización creciente.

EL CAMPO

-¿El agro es el ejemplo más claro de este proceso?

-El agro es el ejemplo más claro de lo que puede ser, establece el marco de lo posible.

-¿Seguiremos siendo entonces fundamentalmente exportadores de materias primas?

-Exportamos materia prima, pero extraordinariamente sofisticada e intensiva en conocimiento. La producción agrícola argentina es la más intensiva en conocimientos del conjunto del sistema productivo del país. Sobre todo en la biotecnología.

-¿Si quisiéramos profundizar el desarrollo y la exportación de otros sectores industriales o de servicios, estaríamos equivocados?

-No, al contrario. Hay que diversificar. Un país se desarrolla ante todo industrialmente en la medida en que diversifica su producción y por lo tanto sus exportaciones. Tenemos un proceso de diversificación pendiente.

-¿Por qué afirma que el factor empleo pasará a ser un componente menor en la producción?

-Algo muy menor. En la industria automotriz argentina, la remuneración al factor trabajo en este momento es menos del 7% del total del precio del producto cuando se vende. La fuerza de trabajo, su remuneración salarial, es cada vez menor. Es el resultado de la revolución tecnológica. Al aumentar la producción disminuye la importancia de la fuerza de trabajo directa. El trabajo se transforma en indirecto, en una forma de inteligencia colectiva.

-¿Cuál es el rol del Estado?

-Fijar prioridades, marcar cuáles son los ámbitos fundamentales. Tener en cuenta dónde están los recursos y de esa manera vincularlos, por ejemplo Vaca Muerta, al sistema mundial de producción.

-¿Falta un debate en torno al impacto que puede tener en la matriz económica argentina el potencial de Vaca Muerta se concreta?

-El debate está ocurriendo en el mundo, por eso el significado de la revolución del shale gas en los Estados Unidos. Esto ha desatado una nueva revolución industrial. La matriz energética de todos los países avanzados ya se está modificando, incluido Alemania. Nosotros estamos justo ahí, comenzamos adonde ellos están llegando. En Vaca Muerta, más importante que el autoabastecimiento es el boom de inversiones que significa su plena explotación.

-¿Es esperable una avalancha inversora?

-Será enorme. Es más importante eso que la plena explotación de Vaca Muerta. Porque desata un proceso de inversiones trascendental.