Teléfonos celulares: su seguridad aún está en duda

La OMS anunció que en 2016 analizará los riesgos para la salud de estos dispositivos a partir de todos los resultados de estudios sobre campos de radiofrecuencias que se hayan realizado hasta ese momento. Mientras tanto, lo mejor es la cautela.

Mientras en el mundo hoy hay más de 6.900 millones de contratos de telefonía móvil, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer clasificó los campos electromagnéticos producidos por los teléfonos móviles como "posiblemente carcinógenos" para los seres humanos.

Ante este escenario, y en respuesta a la inquietud manifestada por el público y los gobiernos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) instituyó en 1996 el Proyecto Internacional de Campos Electromagnéticos (CEM) para evaluar los datos científicos existentes sobre los posibles efectos de esos campos en la salud.

Veinte años más tarde, es decir en 2016, la entidad sanitaria mundial realizará una evaluación formal de los riesgos a partir de todos los resultados de salud estudiados en relación con campos de radiofrecuencias, según lo informó recientemente.

"Dado el gran número de usuarios de teléfonos móviles, es importante investigar, comprender y seguir de cerca las repercusiones que podrían tener en la salud pública", aseguraron desde la OMS.

En una nota descriptiva, la institución explica que los teléfonos móviles se comunican entre sí emitiendo ondas de radio a través de una red de antenas fijas denominadas "estaciones base". "Las ondas de radiofrecuencia son campos electromagnéticos pero, a diferencia de las radiaciones ionizantes, como los rayos X o gamma, no pueden escindir los enlaces químicos ni causar ionización en el cuerpo humano", indica.

Según precisa, los teléfonos móviles son transmisores de radiofrecuencias de baja potencia, pues funcionan en un intervalo de frecuencias de entre 450 y 2.700 MHz y tienen un pico de potencia que va de 0,1 a 2 vatios. El aparato sólo transmite energía cuando está encendido.

"La potencia (y por lo tanto la exposición del usuario a las radiofrecuencias) desciende rápidamente al aumentar la distancia con el dispositivo", subraya la OMS, para luego añadir: "Una persona que utiliza el teléfono móvil a una distancia de entre 30 y 40 centímetros de su cuerpo -por ejemplo, al escribir mensajes de texto, navegar por Internet o cuando se utiliza un dispositivo "manos libres"- estará mucho menos expuesta a campos de radiofrecuencia que quienes lo utilizan acercando el aparato a su cabeza".

El nivel de exposición también se reduce si se disminuye la cantidad de llamadas y su duración. El empleo del teléfono en zonas con una buena recepción también conlleva una disminución del nivel de exposición, ya que de ese modo el aparato transmite a una potencia reducida.

"La eficacia de ciertos dispositivos comerciales ideados para reducir la exposición a los campos electromagnéticos no está demostrada", advierte.

A CORTO PLAZO

"La principal consecuencia de la interacción entre la energía radioeléctrica y el cuerpo humano es el calentamiento de los tejidos. En el caso de las frecuencias utilizadas por los teléfonos móviles, la mayor parte de la energía es absorbida por la piel y otros tejidos superficiales, de modo que el aumento de temperatura en el cerebro o en otros órganos del cuerpo es insignificante", asegura la OMS.

En varios estudios se han investigado los efectos de los campos de radiofrecuencia en la actividad eléctrica cerebral, la función cognitiva, el sueño, el ritmo cardíaco y la presión arterial en voluntarios. "Hasta la fecha, esos estudios parecen indicar que no hay pruebas fehacientes de que la exposición a campos de radiofrecuencia de nivel inferior a los que provocan el calentamiento de los tejidos tenga efectos perjudiciales para la salud.

Además, tampoco se ha conseguido probar que exista una relación causal entre la exposición a campos electromagnéticos y ciertos síntomas notificados por los propios pacientes, fenómeno conocido como "hipersensibilidad electromagnética", argumenta la entidad sanitaria.

A LARGO PLAZO

Las investigaciones epidemiológicas para analizar los posibles riesgos a largo plazo derivados de la exposición a las radiofrecuencias se han centrado sobre todo en hallar un nexo entre los tumores cerebrales y el uso de teléfonos móviles, expresa la OMS en su nota descriptiva.

"Sin embargo, dado que numerosos tipos de cáncer no son detectables hasta muchos años después del contacto que pudo provocar el tumor y el uso de los teléfonos móviles no se generalizó hasta principios de la década de 1990, al día de hoy en los estudios epidemiológicos sólo pueden analizarse los tipos de cáncer que se manifiestan en un plazo más breve. Aun así, los resultados de estudios realizados con animales coinciden en que la exposición a largo plazo a campos de radiofrecuencias no aumenta el riesgo de contraer cáncer", insiste.

El mayor estudio retrospectivo de casos y testigos en adultos realizado hasta la fecha, conocido como "INTERPHONE", coordinado por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), se ideó para determinar si había vínculos entre el uso de los teléfonos móviles y el cáncer de cabeza y cuello en adultos.

El análisis de los datos internacionales combinados procedentes de 13 países participantes no reveló un aumento del riesgo de glioma ni meningioma con el uso del teléfono móvil durante más de 10 años. No obstante, aclara que "hay ciertos indicios de un aumento del riesgo de glioma en las personas que se hallaban en el 10% más alto de horas acumuladas de uso del móvil, aunque no se observó una tendencia uniforme de aumento del riesgo con el mayor tiempo de uso". 

Basándose en buena parte en estos datos, el CIIC clasificó los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como "posiblemente carcinógenos" para los seres humanos (grupo 2B), categoría que se utiliza cuando se considera que una asociación causal es creíble, pero el azar, los sesgos o los factores de confusión no pueden descartarse con una confianza razonable.

"Si bien los datos obtenidos en el estudio INTERPHONE no indican un aumento del riesgo de sufrir tumores cerebrales, el uso cada vez mayor del teléfono móvil y la falta de datos referentes a su utilización por periodos de más de 15 años hacen evidente la necesidad de seguir investigando la relación del uso de este aparato con el riesgo de contraer cáncer cerebral", concluye la OMS.

MAS DE 15 HORAS

A pesar de las múltiples afirmaciones de la OMS, que destacan que no se puede aseverar que los teléfonos celulares impliquen un riesgo para la salud, en mayo último un grupo de científicos franceses reavivaron la polémica sobre el posible daño que puede causar el uso de estos dispositivos.

En concreto, los investigadores aseguraron que quienes utilizan el teléfono móvil por más de 15 horas cada mes, durante cinco años en promedio, tendrían entre dos y tres veces más riesgo de desarrollar tumores en comparación con aquellas personas que rara vez utilizaron un celular.

"El efecto cancerígeno de los campos electromagnéticos de radiofrecuencias en seres humanos sigue siendo controvertido. Sin embargo, se ha sugerido que podrían estar implicados en la etiología de algunos tipos de tumores cerebrales", resaltaron los autores del estudio publicado en la revista británica "Occupational and Environmental Medicine".

Según la publicación, la investigación tuvo como objetivo "analizar la asociación entre la exposición a los teléfonos móviles y los tumores primarios del sistema nervioso central" (gliomas y meningiomas) en adultos.

"Es difícil definir un nivel de riesgo, sobre todo porque la tecnología de telefonía móvil está en constante evolución", reconocieron los investigadores.

"La rápida evolución de la tecnología ha dado lugar a un aumento considerable en el uso de teléfonos móviles y una disminución paralela de (la intensidad de las ondas radioeléctricas) emitida por los teléfonos", concluyeron la investigadores, quienes hicieron hincapié en que es necesaria una observación de los posibles efectos a largo plazo.

CONTRA LA FERTILIDAD

En otro estudio, titulado "El impacto de los teléfonos móviles en la calidad del esperma", cinco médicos analizaron otros diez trabajos previos y llegaron a la conclusión de que los teléfonos celulares perjudican afectan seriamente la calidad del semen.

Se confirmó de este modo que las radiaciones electromagnéticas de radiofrecuencias (RF-EMR, por sus siglas en inglés) emitidas por los dispositivos tienen un efecto perjudicial sobre la fertilidad masculina.

De las casi 1.500 muestras analizadas en los diez trabajos estudiados, el 85% de los espermatozoides de los hombres que no tenían una exposición cercana y continua a teléfonos móviles tenía una movilidad normal, que le permitió encontrarse con el óvulo y fecundarlo. Pero entre las personas del género masculino que de forma habitual llevaban el teléfono en el bolsillo del pantalón, la movilidad de los espermatozoides se redujo un 8%.

"El problema estriba en que la exposición a la radiación de origen electromagnético que emiten los móviles es absorbida por el cuerpo humano, dañando el ADN de los espermatozoides", argumentaron los autores del trabajo.

ALERGIAS

Por otra parte, diversos estudios demostraron que los teléfonos y otros dispositivos móviles pueden producir alergia, debido a su contenido de níquel y cromo, en las zonas de contacto con los aparatos. 
Los teléfonos móviles y otros dispositivos se han identificado como fuentes de sensibilización a los metales y posibles causas de dermatitis de contacto alérgica.

A pesar de los esfuerzos para controlar la liberación de alérgenos en los teléfonos, muchos de ellos liberan cantidades de metales, como níquel y cromo, que son suficientes para inducir este tipo de afección de la piel, según un artículo publicado en la revista "Pediatric Allergy, Immunology, and Pulmonology".

"La sensibilización al níquel es común en los niños, lo que provoca niveles de prevalencia de ACD de hasta el 33%. Esta información es importante para los profesionales, sobre todo en la evaluación de pacientes con dermatitis en la cara, cuello, manos, pecho o muslos, zonas habitualmente expuestas a los teléfonos móviles", destacó Jacob Thyssen, del Hospital Universitario Gentofte de Copenhague (Dinamarca), quien lideró el estudio.

DESARROLLO COGNITIVO

En tanto, un estudio liderado por investigadores del Imperial College de Londres analizará si los teléfonos móviles y las tecnologías inalámbricas afectan al desarrollo cognitivo de los niños. Se centrará en funciones cognitivas como la memoria y la atención, que siguen desarrollándose en la adolescencia.

Los científicos desconocen si los cerebros en desarrollo de los niños son más vulnerables que los cerebros de los adultos a las ondas electromagnéticas de los móviles, debido a que su sistema nervioso está en desarrollo, y al aumento de la exposición acumulativa durante toda su vida. 

El estudio "SCAMP" analizará a 2.500 niños de entre 11 y 12 años en escuelas secundarias de la periferia de Londres.

Las recomendaciones preventivas oficiales del Reino Unido son que los menores de 16 años utilicen los móviles solo para propósitos importantes, y que en lo posible recurran al manos libres o a los mensajes de texto, y que si tienen que realizar o recibir llamadas, éstas sean muy cortas.