La Conferencia Episcopal Argentina señaló que la vida humana "no es descartable"

La Comisión Ejecutiva, que preside monseñor José María Arancedo, exhortó en una declaración a un abordaje integral sobre la reproducción asistida y advirtió sobre la "manipulación de la vida".

La Conferencia Episcopal Argentina alertó hoy que la vida humana "no es descartable" y reclamó una reflexión sobre los "valores adyacentes" en el debate en la Cámara de Diputados del proyecto de ley sobre técnicas de reproducción humana asistida.

La Comisión Ejecutiva, que preside monseñor José María Arancedo, exhortó en una declaración a un abordaje integral del tema y advirtió sobre la "manipulación de la vida".

"Hemos dicho en otras oportunidades, no todo lo técnicamente posible es éticamente aceptable", afirmaron los obispos, e insistieron en alertar que la iniciativa "propone la legalización del 'descarte' de embriones". 

Asimismo, citaron el número de los artículos que según interpretan proponen "la discriminación entre embriones, la destrucción obligatoria y utilización de embriones para investigación, entre otras manipulaciones a la vida concebida".

Los obispos estimaron también que la iniciativa "genera problemas jurídicos en los que se puede ver afectado el derecho a la identidad de los niños concebidos por estas técnicas".

"El abordaje de este tema debe ser integral, incluyendo una prioritaria promoción del instituto de la adopción. Ante la sacralidad de cada vida humana, que es única e irrepetible, estamos llamados a actuar con la máxima justicia y respeto por la dignidad de la persona", recalcaron.

Los obispos dijeron comprender "los problemas que rodean a las situaciones de infertilidad y esterilidad y queremos expresar nuestra cercanía a quienes están sufriendo" y alentaron la búsqueda de "soluciones que procuren remediar sus causas y un acompañamiento interdisciplinario de las personas con tal padecimiento".

En el documento, el Episcopado recordó que en la exhortación apostólica "Evangelii gaudium" el papa Francisco llama la atención sobre la "cultura del descarte" que se verifica en distintos órdenes de la vida social y que "considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar".