"Tenemos que administrar la escasez de la mejor manera"

Los problemas de la economía argentina se resuelven en cinco años, asegura Aldo Ferrer. Desalienta la devaluación, pero remarca que se debe evitar tener un dólar barato. Hay que profundizar la vocación industrial. El desendeudamiento y la expropiación de YPF, dos logros.

Hundido en la butaca de cuero, Aldo Ferrer mueve sus manos grandes para explicar las dolencias de la Argentina. Por sobre todo, ensaya una vez más su argumento de tantos años acerca de la conveniencia de plasmar un modelo que implique industrialización, soberanía, empleo y conocimiento. Los números de la economía real parecen, sin embargo, jugarle una mala pasada. ""El futuro empieza hoy"", retruca, convencido, empecinado.

-¿Cuál es el clima que encuentra cuando conversa con empresarios o economistas?

-Creo que el país ha cambiado mucho porque ha habido una recuperación desde la salida de la crisis del 2001. Este es un país que está parado en sus recursos propios, que se ha desendeudado. Tiene un sistema bancario sólido que no está dolarizado. Por lo tanto hay un grado de ordenamiento mucho mayor que en la época de la convertibilidad. Esto ha sido un avance muy importante. Al mismo tiempo han surgido problemas por diversos motivos, como la falta de dólares por los problemas de la estructura industrial.

-¿La falta de dólares es un problema cíclico en nuestra economía?

-No, no es cíclico, es estructural. La industria argentina no ha incorporado la tecnología de frontera y por lo tanto en algunas actividades es en las cuales se expresa el déficit, como en autopartes, productos electrónicos, bienes de capital, productos químicos. Entonces hay que profundizar esa vocación industrial, tener capacidad competitiva, exportar.

-¿Falló el Gobierno en diseñar en esta década un plan para sustituir importaciones y evitar la escasez de divisas?

-No, se viene desarrollando una sustitución de importaciones desde hace muchos años, pero incompleta. No se incorporaron las cosas que van cambiando continuamente y por lo tanto, sustituimos lo que hay, pero aparecen nuevas cosas que no producimos. Entonces tenemos que sustituir el futuro, no solamente el pasado. Después apareció el déficit energético, esto provoca la inflación, la fuga de capitales... Un conjunto de problemas que ahora están presentes en la economía argentina, que plantea el asunto de la coyuntura. Hay que fortalecer la situación macroeconómica.

-¿El Gobierno está a tiempo aún de poner en marcha un plan que revitalice la industria y le ponga freno a la fuga de dólares?

-Creo que el futuro empieza hoy. Esto no es cuestión de tener un plan, esto se arregla en cinco años. Acá el problema es el rumbo de la transformación, del crecimiento, de la tecnología, de la ciencia. Los plazos son interminables, el tema es que hay que comenzar a avanzar en esas áreas en las cuales nos hemos quedado históricamente rezagados, mientras hemos resuelto otras como el tema de la deuda. Ha habido en esta década avances importantes también como la recuperación de YPF.

POLITICA Y DOLARES

-¿Teme que tras las elecciones presidenciales del año próximo se produzca un cambio de rumbo económico?

-Eso es lo que tiene que decidir el pueblo argentino ahora tras las ofertas que se le hagan, y esperemos que sean lo suficientemente claras para saber entre quiénes tenemos que elegir. Está muy claro que sigue habiendo dos proyectos de país. Uno es el neoliberal, que implica un país periférico, con pocos recursos, que necesita de la inversión extranjera y el crédito externo, que necesita ponerse bajo el ala de las potencias hegemónicas del momento.

-¿Cuál es la otra alternativa?

-El otro es el proyecto nacional, que nunca terminó de consolidarse. Es el de la industrialización, el avance del agregado de valor en la producción primaria, la integración del campo y la industria, la integración territorial, el desarrollo de la ciencia y la tecnología, el bajo nivel de deuda, la soberanía, la transformación productiva. Es decir, lo que constituye una economía mundial moderna.

-¿Cómo se hace para atravesar esta situación coyuntural de la falta de dólares?

-Acá hay un problema que es el déficit industrial, el déficit en petróleo, y mientras tanto hay que administrar la escasez de la mejor manera posible. Creo que se pueden hacer más cosas de las que se están haciendo. Esto no se arregla sólo con controles. Hay que evitar tener un dólar barato. El dólar barato es el gran instrumento del neoliberalismo, fue la tablita en la época de la dictadura, fue la convertibilidad. Eso fomenta la fuga de capitales, el desequilibrio en los pagos internacionales y la inflación.

-Actualizar eso implica dar un salto en el tipo de cambio.

-No, no creo que haya que hablar de devaluar o no devaluar. Acá el tema es ver cuál es el tipo de cambio competitivo que le da fortaleza a toda la producción nacional. Devaluar por sí solo no le sirve a nadie, devaluar no me parece una buena política. Lo que hay que tener es una política de tipo de cambio competitivo y ver cuál es el nivel conveniente. No hay que caer en la trampa de que retrasando el tipo de cambio, abaratando el dólar, se puede parar la inflación. Estos son temas pendientes.

-Ya se vive el desacople entre la actualización salarial y el alto nivel inflacionario. ¿Qué habría que hacer para comenzar a contener el alza de precios?

-Creo que hay que mejorar las condiciones macro, transmitir señales de que la situación está más ordenada, que hay fortaleza fiscal, que se está administrando bien el régimen cambiario. Con un contexto así las paritarias van entrando en un terreno de mayor razonabilidad, donde lo que se discute es la distribución del ingreso real y no la inflación inercial. Lo primordial es fortalecer la macro.

DEBILITAMIENTO

-¿Qué lectura hace del gasto público?

-Acá ha habido un debilitamiento. Hasta el 2006 había un superávit primario muy importante y eso transmitía una señal de fortaleza importante. Luego aumentaron muchos los recursos, pero también aumentó mucho el gasto y se debilitó la situación fiscal. Igualmente la situación fiscal está bajo control, esto no es el 2001 ni el "83, pero no hay duda de que ha habido un debilitamiento de la posición fiscal y que esto contribuye a generar expectativas desfavorables. Entonces lo fiscal, lo monetario, lo cambiario, hay que articularlo en un programa de ordenamiento de la macro, que no es un ajuste neoliberal que incluye el endeudamiento, que a mi juicio no es una solución. Sobre esa base abordar los problemas de fondo de la explotación de Vaca Muerta, todo el sector petrolero.

-¿Piensa que Vaca Muerta puede realmente reconvertir la matriz energética argentina?

-Lo que dicen los que saben es que es una reserva importantísima que requiere ser puesta en producción. Que se haya nacionalizado YPF es fundamental ya que es un recurso que está en manos argentinas. Antes lo explotaba una corporación extranjera. Acá la soberanía es fundamental, sin soberanía no hay desarrollo.

-¿Acuerda con la política que el Gobierno lleva adelante en el litigio con los fondos buitres?

-Sí, creo que no hay otra alternativa. Hacerles una propuesta razonable y si no la aceptan seguirá el conflicto. Los problemas son los mismos, con los buitres o sin los buitres.

-Usted rechaza el endeudamiento externo, pero el Ejecutivo marchaba en esa dirección tras resolver las deudas con el Club de París, Repsol y el CIADI.

-Se hicieron una serie de arreglos que me parecieron bien, como el Club de París, el acuerdo con Repsol. En torno a eso había una idea de que se hacía para llegar a tomar deuda, pero esa era una hipótesis. En un punto puede ser, pero esos arreglos había que hacerlos, convenía ir normalizando la situación externa. Luego se intensificó el conflicto de los buitres y no hay más que defender nuestra postura porque sino se desestructura todo el andamiaje financiero.