"El presupuesto 2015 está subestimado"

El proyecto está bien armado, sirve para administrar el Estado, pero no se ajusta a la realidad, explica Rafael Flores, presidente de ASAP. El exceso de flexibilidad lo distorsiona. ¿Se viene el sinceramiento de las tarifas públicas?

Una vez más, los números del proyecto de Presupuesto nacional presentados ante el Congreso desataron la polémica. La versión 2015, optimista, habla de un país que tendría una inflación de 15,6% anual, un crecimiento de casi 3% y la cotización del dólar a tan sólo $ 9,45. Si bien, como afirmó el ministro de Economía, Axel Kicillof, no se trata de una predicción sino de un instrumento de política económica, flota la sensación de que el plan subestima en mucho el escenario real.

"Nosotros tratamos de evitar caer en los lugares comunes, no se puede decir que el proyecto de presupuesto es un dibujo, que no tiene ningún sentido o ningún valor, ni se puede decir tampoco que este presupuesto se ajuste exactamente a la realidad", explica Rafael Flores, presidente de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP). Y agrega: "El presupuesto sirve para muchas cosas".

-¿El presupuesto debe ser un plan rígido o necesariamente tiene que reelaborarse parcialmente de acuerdo a las circunstancias?

-Totalmente. De hecho es lo que ha hecho el Gobierno en los últimos años, llevando adelante ampliaciones presupuestarias, elevándolo a lo que se requería para poder operar. El presupuesto debe tener cierta flexibilidad, uno cuando elabora uno documento semejante está realizando estimaciones, proyecciones, entonces naturalmente a medida que va transcurriendo el tiempo hay que ajustar esas previsiones a lo que efectivamente ocurre. Es un instrumento que sirve para administrar el Estado.

-Brinda previsibilidad.

-A partir de esto cualquier Dirección Nacional va a saber cuál es el presupuesto que tiene asignado, qué es lo que puede hacer con eso, qué cosas puede llevar adelante. Este presupuesto está bien armado. ¿El presupuesto 2015 tal como fue presentado ante el Congreso sirve como instrumento para administrar el Estado? Sí, sirve.

DATOS OCULTOS

-¿Permite leer entre líneas cuál es el rumbo que se va a seguir?

-En algunos aspectos sí. Lo que nosotros planteamos es que en otras áreas y en números generales hay valores que no parecen ajustarse a la situación actual y a lo que ha venido haciendo o sostiene el Gobierno públicamente. Por ejemplo, cuando uno ve que no hay pauta de incremento salarial para los empleados públicos el año que viene, uno dice: esto es complicado. Porque el número que hay es el que corresponde a la anualización de los aumentos que se dieron este año. Cuando uno ve que en las partidas de subsidios económicos el aumento es del 0,4%, es decir que estamos en los mismos niveles que ahora...

-¿Eso preanuncia un brusco recorte en los subsidios?

-Habla de un recorte muy fuerte en los subsidios. Ahora, los subsidios a la energía han ido creciendo a un ritmo de 87% anual.

-¿Puede pensarse que en realidad se reescribirá el presupuesto para financiar los subsidios en lugar de ajustar y aumentar tarifas?

-Exactamente, tal cual, es lo que ha hecho el Gobierno en los últimos años. El presupuesto 2014 tenía pautado un superávit de 800 millones de pesos, y en realidad estamos con un déficit muy alto de $ 166.000 millones. Gran parte de eso fue por el incremento de subsidios, y otra por el incremento de personal en el Estado. Hay grandes números que, según nos parece a nosotros, no están planteados con un correlato con lo que viene ocurriendo y con las acciones del Gobierno. Dicen que hay que sostener el gasto público y la obra pública, pero la obra pública aumenta sólo un 11% para 2015.

-¿Por eso es que el Ministerio que mayor partida recibe es Planificación Federal?

-Exactamente. Pero eso da igualmente una caída, si uno compara el 2015 con el 2014 hay menos plata para la inversión, pero está considerado como gasto de capital lo que se pagó por la adquisición de YPF en el marco del acuerdo con Repsol, que son $ 40.000 millones. Sacando eso hay un crecimiento, pero es un crecimiento que está por debajo de la tasa de inflación que plantea el mismo gobierno. Uno se pregunta: ¿Van a bajar la obra pública? No parece condecirse con el discurso. Por lo tanto, lo que nosotros decimos es que el presupuesto está bien estructurado, permite administrar el Estado, pero hay gastos que están subestimados -la partida salarial, la partida de subsidios, la inversión pública- y eso impide realizar un análisis efectivo sobre determinadas cuestiones. ¿Cuál va a ser el déficit fiscal? No lo sabemos.

-Igualmente hay un sinceramiento en las cifras del déficit.

-Ese es un avance que nos parece importante, pero cuando el presupuesto se presenta es la ocasión de debatirlo y discutir de cara a la sociedad estas cuestiones. En este caso lo que el Gobierno elige es presentar un presupuesto con un déficit acotado que seguramente en la medida en que se de un aumento salarial a los empleados públicos, por ejemplo, va a requerir un ajuste a través de una ampliación del presupuesto.

DOBLE FILO

-¿El presupuesto es un arma de doble filo? Brinda pautas para administrar el Estado, pero la posibilidad de reescribirlo también le resta previsibilidad.

-Sí, eso ocurre. Un poco de flexibilidad está bien porque permite que el Gobierno vaya acomodando los números a la realidad. Si el día de mañana la recaudación empieza a caer y disminuye un 10% mensual, seguramente habrá que ajustar los números. En caso contrario, si la economía se recupera y crece la recaudación por encima de lo planificado, también habrá que adecuar los números. La flexibilidad está bien, pero nosotros vemos que hay partidas muy importantes que impiden poder hacer una evaluación real de determinadas magnitudes, como por ejemplo cuál es la necesidad de financiamiento que tiene la administración nacional hoy en día.

-El proyecto prevé un crecimiento de 2,8% para el 2015 y en ascenso para los años siguientes. Pero por otro lado se estima que la recaudación bajará. ¿Es una contradicción?

-Y, en parte es un poco contradictorio, pero no está explicitado cuál será el impacto, de qué manera se va a plasmar. La realidad es que cuando uno lo ve lo encuentra un tanto contradictorio y buscando en el mensaje del presupuesto no aparece una justificación para decir cuál es la hipótesis que se plantea el gobierno.

-La mayor inversión está prevista en el área de la Seguridad Social.

-Sí, ahí están previstas las actualizaciones que se hacen cada seis meses. En ese caso el monto que aparece se supone que está más en línea con lo que efectivamente se terminará cubriendo.

-El presupuesto prevé un 29% de incremento para Educación, 8,5% para Salud. ¿Son porcentajes razonables para este contexto económico?

-Ahí la cuestión clave es definir cuál es la tasa de inflación. De acuerdo a eso uno sabe si se registra un incremento o una caída. En economías que tienen alta inflación al observar la evolución nominal queda corto y uno tiene que tratar de buscar la evolución real. Si uno toma la pauta de inflación que plantea el gobierno para el año que viene, estamos hablando de 15,6%. Con esos valores estamos teniendo una caída en Salud, pero un incremento en Educación. Ahora, las estimaciones privadas dan una inflación muy por encima de esa cifra. Así que es un punto muy difícil de considerar.

-El plan tiene un marcado perfil optimista: proyecta que la inflación en 2017 bajará a un dígito.

-Sí, y no se plantea tampoco exactamente alguna política específica que permita llegar a ese número. El objetivo de Gobierno parece ser en los próximos años ir bajando la inflación gradualmente.