Tres razones que explican el retraso de la Argentina

El proteccionismo, la alta inflación y la volatilidad son, para los autores, las causas del estancamiento económico. Las salidas extremas, una característica de todas las gestiones. Del neoliberalismo al populismo.

Existe la sensación de que esta Argentina de crisis cíclicas e inestabilidad crónica necesita ser explicada de alguna manera. En la tentación han caído economistas, sociólogos y políticos. Juan Llach, ex secretario de Programación Económica entre 1991 y 1996, y Martín Lagos, ex vice presidente del Banco Central durante el menemismo, no fueron la excepción. Ambos escribieron El país de las desmesuras, un libro que busca y encuentra las razones del retraso argentino.

-¿Qué enseñanza deja esta investigación?

Juan Llach: -Lo que más aprendimos de este libro es que hemos compartido muchos problemas con otros países. Chile, Brasil y Nueva Zelanda tuvieron una trayectoria parecida a la de Argentina. No fueron siempre exitosos. Entonces, trayectorias parecidas, problemas parecidos como la inflación, violento cierre o apertura de la economía, endeudamiento, déficit fiscal, inestabilidad política, salvo en el caso de Nueva Zelanda. Pero en el caso argentino, y de allí el título del libro, siempre fue exagerado el modo de vivir el problema. Siempre tuvimos una inflación más alta, déficit fiscales mayores, cierres de la economía más violentos. Siempre las desmesuras. El resultado de todo eso fue una volatilidad de la economía mucho mayor que la de esos países.

-¿El proteccionismo fue una de las causas del estancamiento argentino?

Martín Lagos: -Cuando uno mira la Argentina se da cuenta de que el cierre de la economía, el proteccionismo excesivo, la aceleración inflacionaria y la volatilidad en todo el período son los tres factores que aparecen más asociados al retraso. Miramos treinta variables y solamente esas tres pueden ser atribuibles como factores que más se asocian con el retraso.

NEOLIBERALISMO

-En el libro destacan que Argentina también implementó en los "90 las reformas económicas neoliberales, la diferencia es que luego las revirtió. ¿Qué impacto tienen las marchas y contramarchas?

JLl: -Hay un discurso muy instalado sobre las reformas como causas de las crisis. Pero justamente Chile y Nueva Zelanda hicieron reformas incluso más neoliberales, más importantes que las de Argentina en algunos casos, y sin embargo no les perjudicó el crecimiento, sino lo contrario. Hubo muchos errores y excesos en la reforma, pero por ejemplo electricidad andaba muy bien y el sistema era admirado en otros lugares del mundo. En lugar de conservar lo bueno, fue arrasemos con todo. Siempre el exceso argentino. En lo político se ve claramente: inestabilidad, frecuencias de los golpes de Estado, cambios de gobierno, haber hecho una guerra contra una gran potencia. Yendo a la actualidad, vimos que desde los "90 y 2000, y hasta el 2010, Argentina dejó de retrasarse con respecto a los países desarrollados. Son décadas muy distintas, sin embargo la inflación hasta el 2007 se mantuvo baja, la economía se mantuvo relativamente abierta, y la parte fiscal se manejó con más prudencia que en el pasado, sin haber sido un dechado de virtudes. Ahora claramente estamos preocupados porque varios de esos factores de retraso que Argentina había empezado a corregir, han vuelto.

-Se hace hincapié en que predominó siempre la dominancia fiscal. ¿El Banco Central nunca pudo ensayar una política monetaria independiente para corregir esto?

ML: -Cuando uno analiza la inflación en un país, debe ver porqué esto empezó. A veces es porque hubo una guerra, se perdió una cosecha o hay una política clara a favor de un sector. En general todo termina llevando a un exceso de emisión monetaria. Las causas pueden ser de distinto origen pero siempre se termina en un desequilibrio monetario. El déficit fiscal es una de las principales causas que llevan a mover la maquinita. Si la situación inflacionaria dura muchos años, se vuelve endógena. Entonces de pronto el Gobierno deja de emitir, pero hay una economía indexada, de pronto hay una recesión innecesaria. Esto se suele frenar con un programa de control de las expectativas.

-¿Hay ejemplos exitosos de programas antiinflacionarios en la economía nacional?

ML: -Hay varios programas de estabilización que se mantuvieron dos o tres años, como el de Krieger Vasena en 1967, el mismo Plan Austral.

JLl: -También es relevante el de Perón del "52, por la actualidad que tiene. Perón en 1952 también tiene una especie de Ley de Abastecimiento, está la campaña contra el agio y la especulación, iban almaceneros presos. Pero Gómez Morales (Alfredo, ministro de Asuntos Económicos), trataba de cerrar la brecha fiscal con una política monetaria prudente. Ahora, si uno mete controles pero le sigue dando... El plan del "52 bajó la inflación de más del 20% a 4 o 5%.

ML: -En cada plan hay matices. En el caso de la Convertibilidad, como veníamos de una hiperinflación, el instrumento monetario que se utilizó fue mucho más contenedor.

-¿La Convertibilidad fue otra desmesura?

JLl: -Ahí no pensamos lo mismo con Martín. Yo creo que de alguna manera fue otra desmesura, fue exagerado. No era algo común en el mundo hacer una vinculación tan fuerte con una moneda, si bien había países que después inclusive dolarizaron, como El Salvador o Panamá. La desmesura viene de un hecho anterior, que es el nivel de dolarización de la economía. Hasta los diarieros andaban con dólares en el bolsillo. Cuando hay 50% mensual de inflación, algo hay que hacer.

ML: -Cuando uno mira otros países que han sufrido hiperinflación, como el caso de Alemania en la década del "20, muchos salieron con tipo de cambio fijo y con políticas parecidas a la Convertibilidad. No es que la Argentina inventó algo nuevo, había precedentes. Mi visión de la desmesura es que duró demasiado. Este era un instrumento tal vez para cinco años, para dos o para siete, pero no para siempre.

JLl: -Nos colocamos en situaciones tales que a veces no queda otro camino más que la desmesura. Cuando el paciente tiene una enfermedad gravísima hay que tomar medidas gravísimas. Argentina, desde la Segunda Guerra, que es cuando comienza la inflación crónica en el mundo, es el país de todo el planeta que más inflación ha tenido. Somos un caso completamente excepcional.

GASTO PUBLICO

-Según su visión, la desmesura ocurre también en épocas de vacas gordas. Afirman: "Argentina amplifica los auges hasta el punto de poner en serio riesgo la estabilidad macro".

ML: -En el caso de la Convertibilidad la Argentina había hecho una política fiscal mucho más prudente de lo que venía haciendo. La Argentina crecía, tenía ingreso de capitales, el consumo privado empujaba, no había necesidad de además bombearla con el gasto público. Se podría haber realizado una política más moderada, no endeudar tanto. En realidad cuando la Argentina llega al año 2000 la deuda pública no era algo tan desmesurado, llegaba al 60% del producto. Se dio una circunstancia con precios del agro por el piso, el tipo de cambio clavado que no permitía compensar los desvíos de los excesos de aumento de salario y gasto público. Una política fiscal más prudente hubiera permitido una salida menos traumática.

JLl: -Yo lo graficaría con esta frase: en este siglo la política fiscal ha sido como si la soja siempre valiera 600 dólares, y en realidad valió 600 durante muy poco tiempo. Ahora, de hecho, estamos con el problema adicional de que la soja bajó a 380. Si se cree que esos precios van a durar para siempre y el comportamiento fiscal es acorde a la idea de que la soja va a valer siempre 600 dólares, lo más probable es que haya problemas.

-¿En este contexto de déficit fiscal se volverá a presentar una salida brusca o puede ensayarse algún programa a mediano plazo?

ML -Siempre el gradualismo es mejor, porque tiene un impacto menor sobre los que van a pagar los platos rotos. Hay algunos momentos en que el desequilibrio es demasiado grande, por ejemplo con el tipo de cambio muy atrasado o las tarifas por el piso, y por ahí es necesario un shock inicial. Desarmar las distorsiones más groseras de golpe para generar credibilidad. En el año 2002 y 2003 el tipo de cambio se depreció de una manera grosera. No hay muchos países donde la moneda pase de 1 a 3. El tipo de cambio tan alto licuó en dólares los salarios, licuó en dólares el gasto público y generó ingresos fiscales descomunales. Lo que se hizo en 2002 me pareció una salvajada porque se licuó la riqueza de la gente, pero alguna medida de shock, un salto en el tipo de cambio, algunas correcciones son necesarias.

JLl: -Creo que el hilo conductor es la secuencia de las desmesuras. El país viene del Rodrigazo, 14 años de inflación de 300% anual promedio, hiperinflación, el Plan Austral, de ahí a la Convertibilidad, y la salida de eso fue claramente desmesurada. Después, cuando habíamos logrado estabilidad, de pronto redescubrimos que bueno, la inflación no es tan mala, y ahora tenemos la segunda inflación más alta del mundo. Hay apenas cuatro países en el mundo que tienen más de 20% de inflación anual.