La voz literaria contra el apartheid

Con la muerte de Nadine Gordimer, el mundo pierde a una escritora sensible al racismo y los derechos humanos. Su estilo era sobrio, cargado de introspección psicológica, y se destacaba por sus dramas sin sentimentalismo. En 1991 recibió el premio Nobel por su escritura épica y su aporte a la humanidad.

La escritora sudafricana Nadine Gordimer, que falleció el domingo último a los 90 años, deja como legado una portentosa obra centrada en la opresión, los conflictos étnicos y el apartheid que le valió en 1991 el Premio Nobel del Literatura y la convirtió en portavoz de los derechos humanos.

Gordimer fue primero escritora de ficción y defensora de la creatividad y la expresión pero, como una sudafricana blanca que odiaba la deshumanización de los negros, llegó a ser una determinada activista política en la lucha para acabar con el gobierno de la minoría blanca en su país.

A lo largo de sus 15 novelas, una docena más de relatos cortos, textos de no ficción y otras obras contó como nadie su tierra, Sudáfrica. Sus novelas exploraron las relaciones complejas y el costo humano del conflicto racial, a menudo desde el punto de vista de una persona de clase media.

COMIENZOS

Gordimer nació el 20 de noviembre de 1923 en Springs, una población minera cercana a Johannesburgo, en el seno de una familia judía de clase media integrada por un relojero de origen lituano y una británica.

Durante su infancia quiso ser bailarina, pero tuvo que abandonar su sueño tras haberle sido detectada una enfermedad cardíaca. En su juventud empezó medicina pero su temprana vocación literaria se impuso y abandonó sus estudios.

Había comenzado a escribir a los 9 años y continuó haciéndolo de octogenaria. Su primer "cuento para adultos" fue publicado en una revista literaria en 1937, cuando tenía 15 años. Años después, ella explicaría que escribió ese cuento como una reacción frente a las humillaciones cotidianas de los negros.

Recordó que a los negros se les prohibía tocar la ropa antes de comprarla en las tiendas de su ciudad, y que la policía registraba los cuartos de las sirvientas en su casa en busca de alcohol, que no tenían permiso de poseer.

Eso "comenzó a hacerme pensar sobre el modo en que vivíamos, y por qué vivíamos así, y quiénes éramos", dijo en una entrevista en 2006.

En principio se decantó por las historias cortas. En 1949 publicó su primer libro, Face to Face. Ese mismo año contrajo matrimonio por primera vez.

En sus primeros relatos, publicados entre 1949 y 1953, ya empezó a abordar el tema social de Sudáfrica, con la enajenación de los comportamientos humanos y la segregación racial como telón de fondo. También en ellos se va definiendo su estilo: frases cortas y transparentes, introspección psicológica, dramatismo exento de sentimentalismo, personajes de gran humanidad y un profundo sentido ético.

PROYECCION

Continuó publicando historias en Sudáfrica hasta que en 1951 el New Yorker aceptó su cuento A Watcher of the Dead, que le otorgó mayor proyección y público.

Su primera novela, The Lying Days, apareció en 1953 y tuvo una grata acogida de la crítica nacional e internacional. Un crítico del New York Times la comparó con Cry the Beloved Country de Alan Paton diciendo que el trabajo de Gordimer era "más largo, más rico e intelectualmente más emocionante".

Al año siguiente se casó en segundas nupcias con Reinhold Cassirer, un coleccionista de arte y mecenas que huyó de la Alemania nazi, con quien tuvo un hijo.

En los años posteriores continuó escribiendo tanto novelas como relatos cortos: Seis pies de tierra (1956), Mundo de extraños (1958), La huella del viernes (1960, ganadora del premio literario W.H.Smith and Son), Ocasión para amar (1963), No para publicarlo (1965), El desaparecido mundo burgués (1966), Un invitado de honor (1970), Livingstone"s Companions (1971), El Conservador (1974), Selected Stories (1975) y La hija de Burger (1979). Durante estos años compaginó su actividad literaria con conferencias en universidades de Europa y América.

Por su novela El conservador, que describe con un lenguaje distante la enajenación del comportamiento humano a partir de la historia de un hombre blanco que explota a sus empleados, recibió el Booker Prize.
A principios de los setenta, interesada en la lucha por la libertad, se puso en contacto con el Congreso Nacional Africano, infringiendo la ley.

RESISTENCIA

A partir de entonces se volcó al activismo político, que incluyó abrir las puertas de su casa a fugitivos de la justicia, y llegó a forjar una amistad con Mandela. En esas fechas, Estados Unidos y Gran Bretaña consideraban al CNA como una organización terrorista y Mandela apoyaba la lucha armada. Ella aceptó la decisión del principal movimiento contra el apartheid de usar la violencia contra el gobierno sudafricano liderado por los blancos.

Gordimer siempre se negó a dejar su país natal, incluso en los años más duros del apartheid que se extendió desde 1948 a 1994, y contra el cual luchó con su pluma y su militancia partidaria.

En los años ochenta publicaría algunas de sus obras más importantes: El abrazo de un soldado (1980), Gente de julio (1981), Something Out There (1984), A Sport of Nature (1987), La historia de mi hijo (1990). En A Sport of Nature predijo el fin del apartheid e incluyó a un líder liberador basado en Mandela.

PREMIO

En 1991, a los 67 años, Gordimer ganó el Nobel de Literatura, y en aquel momento fue la primera mujer en hacerlo en 25 años. Ese año publicó Jump and Other Stories, continuando con su característica perfección formal, sin utilizar elementos superfluos.

Al otorgarle el premio, el comité del Nobel la destacó por su "escritura épica" que fue de "gran beneficio para la humanidad", y por escribir "con intensa inmediatez sobre las extremadamente complicadas relaciones personales y sociales en su entorno".

La autora comentó: "Algunas personas dicen que me dieron el premio no por lo que he escrito, sino por mi política. Pero yo soy una escritora. Esa es mi razón para seguir con vida". En otra ocasión insistió sobre este punto, aunque con una concesión: "No he sido nunca una escritora política, pero la política está en mis huesos, mi sangre, mi cuerpo".

Así como no se consideraba una escritora política, tampoco se consideraba una escritora autobiográfica: "Yo no estoy en ninguno de mis libros, no me busquen en ningún personaje".

Sin embargo, La hija de Burger, acaso su mejor novela, narra la historia de una familia de activistas blancos que se opone al apartheid desde la militancia comunista, sin dejar de interrogarse sobre el valor de la lucha. Mandela leyó La hija de Burger desde su celda y le envió una carta de agradecimiento.

Su defensa por la mayoría negra hizo que Gordimer fuera una de las primeras personas con las que Nelson Mandela quiso reunirse tras convertirse en 1994 en el primer presidente negro de la historia de Sudáfrica, después de pasar 27 años en prisión.

Tras la caída del apartheid advirtió: "la lucha no ha terminado. La reconstrucción es también una parte de esa lucha".

Siguió escribiendo después del advenimiento de la democracia en 1994 y no vaciló en señalar los defectos del nuevo gobierno de los sucesores de Madiba.

Gordimer convirtió su literatura en una arma de defensa de los Derechos Humanos. Por ello también fue distinguida con un total de 15 doctorados honoris causa de universidades como Yale, Harvard, Columbia, Cambridge, Leuven en Bélgica, y la sudafricana de Ciudad del Cabo.