Nunca es tarde para volver al aula

Pese a que no se cuenta con estadísticas al respecto, cada vez más adultos de 40 años consideran volver a las aulas para hacer una segunda carrera o terminar los estudios postergados. Según los especialistas la familia y los factores laborales y económicos son esenciales para tomar una decisión certera.

Volver a estudiar puede ser una decisión compleja si ya se está en los 40. La familia y el trabajo ya han pasado a convertirse en el epicentro de la vida y pensar en replantearse una nueva carrera o una especialización puede considerarse algo impensado.

"Recomenzar otra carrera es un desafío interesante, que puede revitalizar a la persona, más allá de los temores de no tener la misma rapidez intelectual que aquellos compañeros más jóvenes. Pero esta aparente desventaja puede ser ampliamente compensada por su experiencia de vida, y por tener quizá una mayor concentración en aquello que tanto esfuerzo puede significar, ya sea porque acumula trabajo y formación con una familia’’, explicó a La Prensa Juan Eduardo Tesone, médico psiquiatra de la Universidad de Paris XII y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y de la Sociedad Psicoanalítica de París. 

Estos desafíos que se plantean, al encarar un cambio tan importante en la vida, surgen en cada momento. ‘‘Volver a estudiar es el gran desafío. Uno a cierta edad ha perdido la dinámica aunque ha ganado en experiencia y con eso se compensa muchas veces. Los tiempos laborales tampoco colaboran con el foco que una carrera requiere’’, destacó Andrés Hatum, profesor en el IAE Business School y Director del Centro de Investigación RHUO del IAE.

Por otra parte, según los especialistas la adquisición de conocimiento es un proceso extenso que lleva toda la vida. Pero también, es señalado como una forma de mejorar la calidad de vida.

‘‘El estudiar después de los 40 incrementa las conexiones neuronales, y en ese sentido todos los especialistas coinciden que es la mejor manera de estimular el funcionamiento cerebral y disminuir
los riegos de desarrollar una enfermedad neurodegenerativa, como por ejemplo un Alzheimer’’, enfatizó Tesone.

ESPACIOS

Volver a la escolaridad también tiene repercusiones psicológicas. Para muchos adultos continuar estudiando también significa compartir un espacio en común con otros alumnos más jóvenes. El temor a
ser juzgado o a no contar con la capacidad para estudiar al ritmo de las nuevas generaciones muchas veces genera mayor inseguridad que termina minando el camino a obtener un título universitario.

‘‘Al principio es difícil como cualquier ocasión en que llegas a un lugar y te miran todos con curiosidad. Hay algunos que consideran que ya estas vieja para comenzar a estudiar pero hay otros que te integran más. Hoy tengo dos amigas de quince años menos que yo y nos llevamos genial’’, señaló a La Prensa la abogada Marina Rodríguez, que hoy con 47 años esta cerca de conseguir su título universitario en psicología.

Pisando la cuarta década, la empleada bancaria Graciela Mendieta replanteó sus estudios en un momento en que buscaba definir sus próximos años de vida profesional.

"Ya hace 10 años que comencé y me falta poco para terminar. A esta altura soy la única vieja que queda y los chicos tiene la edad de mis hijos. Me integro bien a los grupos de estudios y algunos vienen
a casa a estudiar. No me sentí discriminada para nada’’, destacó Mendieta.

Volver a estudiar en la universidad también puede ser a través de una especialización que permita mejorar la carrera profesional. Tal es el caso de Lucrecia Lavaque que terminó sus estudios de Ciencias de la Información y decidió realizar un posgrado en Ciencias de la Educación.

‘‘Estoy cambiando de vocación porque no quiero seguir trabajando de lo que trabajaba. Me quede sin trabajo en una empresa, había hecho carrera corporativa y estoy buscando poder ser consejera
tipo psicóloga de familias u orientadora familiar’’, enfatizó a La Prensa Lucrecia Lavaque, madre
de Belén de un año.

Luego agregó que ‘‘con este nuevo estudio busco poder tener otro tipo de horarios para estar con mi hija bebé y que vengan otros hijos más. Pasé mucho estrés laboral y tardé 7 años en tener a mi hija y no quisiera pasar por eso de nuevo. Además, en el Master somos todas personas de las mismas edades buscando lo mismo’’.

Por otra parte, las propias empresas se enfrentan a nuevos cambios laborales en que deben adaptarse para seguir creciendo. Este proceso permite a los adultos que estudien posgrados insertarse laboralmente.

Andrés Hatum en su libro ‘‘Yrrupción: los cambios generacionales y el futuro de la organización’’ destaca
como muchas generaciones han entrado en la fuerza laboral a lo largo del tiempo, y también presentaron
desafíos para las organizaciones. En ese contexto, las empresas podían absorber con más facilidad estos nuevos ingresantes y construir nuevas capacidades para el futuro.

‘‘Hoy están enfrentando un nuevo desafío: la nueva generación está reclamando su espacio dentro de las organizaciones, pero estas tambié está cambiando más rápido que nunca debido a una gama más amplia de tendencias y desarrollos globales’’, señaló Hatum.

ADAPTACION

Entre las claves determinantes para encarar una situación que trae stress y expectativas, distintas a las
que se tenían luego de recibirse del secundario, los especialistas destacan el papel de la familia o amigos
como indispensable para terminar los estudios.

‘‘Hay que asegurarse acompañamiento familiar para sentirse contenido y no tener que lidiar con varios frentes, manejar el tema laboral, bajar la ansiedad y preocupación ya que todos, al final, nos terminamos amoldando y acostumbrando a un nuevo contexto’’, enfatizó Hatum.

El apoyo de la familia también es destacado por Graciela Mendieta. ‘‘Es difícil equilibrar la familia, el trabajo y el estudio. Tengo muchas actividades y no puedo deslindarme de mi trabajo porque es mi medio de vida. Además, mis hijos están grandes pero requieren de atención y siempre los priorizo. Pero ellos y mi marido me apoyan en mis estudios. es cuestión de adaptar los tiempos. Hoy veo que es más lo que me aporta de lo que pierdo. es gratificante’’, subrayó la madre de cuatro jóvenes adultos.

En tanto, de la mano de un incremento de adultos de 40 años en las clases universitarias surge el planteo si es necesario adaptar las currículas para quienes cuentan con una intensa agenda laboral y familiar.

‘‘No pienso que los programas requieran una adaptación particular en función de la edad. Quizás, sí se requiera tener en cuenta horarios flexibles que permitan articular trabajo, exigencias familiares y estudio’’, enfatizó Tesone. 

Por su parte, Hatum sostuvo una visión negativa de la situación de las aulas en el país. ‘‘Hay un gran atraso ya que tenemos aulas del siglo XIX para conocimientos del siglo XXI. Por un lado, los profesores
de universidades están armados para dar clases a jóvenes adultos de 18 a 23 años, la llegada de alguien de 40 años se escapa del paradigma tanto para el docente como para los colegas jóvenes. Y
por otro lado, hay un atraso en el uso de la tecnología (ejemplo, uso de los MOOCS, cursos como
los que se dictan en Coursera) que podría favorecer al adulto a poder ir adelantando clases y avanzando más rápido’’.

OPORTUNIDAD

Los entrevistados sostienen que encarar una carrera después de los 40 es una magnífica oportunidad. ‘‘A pesar de lo difícil que es equilibrar trabajo, estudio y familia, la recompensa de un título vale el esfuerzo’’, destacó Mendieta. 

Por su parte, Tesone explicó que ‘‘el temor a convivir con un cierto grado de caos petrifica a las instancias psíquicas. Para que el cambio psíquico pueda producirse se requiere ser atravesado sin demasiado temor por procesos de desligazón’’, destacó el psiquiatra miembro de APA.

Luego agregó que ‘‘La confrontación con el dolor, a veces con el fracaso, con la depresión y la desesperanza más profunda, con esos momentos en que todo parece desintegrarse, es a menudo
el paso previo a la toma de decisiones en la cual habrá un cambio de timón en la vida de la persona. No viene mal recordar a Nietzsche, propuesta que me parece sumamente esperanzadora del deseo de cambio más allá del temor que pueda desencadenar: ‘Hay que tener caos en sí mismo para dar a luz una estrella que danza’.