Alimentarse bien ¡y bailar!

La constipación, los trastornos deglutorios, las modificaciones en el peso, la disminución en el sentido del gusto y el olfato, la pérdida del apetito y la adaptación de la alimentación a la toma de la medicación son algunas de las cuestiones habituales que deben afrontar las personas con enfermedad de Parkinson (EP), según lo afirmó la licenciada Andrea Reichert, una de las coordinadoras del "Taller de nutrición" del Hospital de Clínicas.

Por este motivo, en los encuentros -que duran una hora y se realizan el último viernes de cada mes- las expertas enseñan distintas estrategias que ayudan a manejar mejor estas problemáticas, y "al tener una modalidad participativa, los conceptos son mejor adquiridos e incorporados", remarcó la nutricionista.

"Se trabajan conceptos de alimentación saludable, mitos alimentarios y los problemas frecuentes que presenta el paciente con Parkinson", apuntó Reichert, para luego advertir que "las pautas nutricionales no son iguales para todos" y que "no existe una "dieta para Parkinson"".

En cambio, expresó que, como todo plan alimentario, debe ser elaborado de manera individualizada. "Por tal motivo -dijo- además de los talleres, las licenciadas en Nutrición del Hospital de Clínicas realizamos consultas nutricionales en forma individual".

AL COMPAS DEL 2x4

Bailar y pasarla bien son otras dos alternativas para las personas con EP. Así lo demuestra el "Taller de tango", a cargo de Rosa Zapata, quien enfatizó que este ritmo rioplatense "es una manera de juntar lo emocional y lo físico, para funcionar en forma armónica, manteniendo una interrelación en la pareja".

Según Zapata, en el tango, la pareja aprende a comunicarse, "el abrazo es lo más importante del baile para relacionarse y entenderse", comentó.

Las clases del taller que coordina -una vez por semana, durante una hora- comienzan con la caminata del tango, en la que los asistentes aprenden a mantener el equilibrio, a mantener el propio eje y el de la pareja. "Se busca evitar que descarguen el peso de cada uno sobre el otro", clarifica.

Después, comienzan a hacer figuras, que se repiten cuantas veces lo necesiten.

"Los pacientes que ya saben bailar tango se pueden mezclar con gente que recién empieza, porque siempre les damos lo básico y alguna figura nueva. Lo que queremos es que se diviertan bailando y que no sea una estructura codificada, que los canse", sintetizó Zapata.