El caos climático que sufrieron porteños y bonaerenses en la última semana determina un nuevo panorama

Tras el temporal, preocupa la salud

Al grave problema de la pérdida total o parcial de bienes materiales, se suma el muy serio de la salud debilitada. ¿Qué tratamientos son los adecuados? Los especialistas recomiendan seguir adelante.

El desastre climático que azotó esta semana a la Capital Federal y aledaños, causando particular perjuicio a la ciudad de La Plata, afecta a toda la comunidad y llama a la acción de distintas maneras.Resulta fundamental comprender que, además del dolor por la pérdida del ser querido y de los bienes materiales, impera la necesidad de ejecutar un nuevo panorama.
La inundación trae consigo un componente crítico. La angustia y el duelo emergentes, lejos de darse en un contexto normal, aparecen en un
escenario de condiciones sanitarias deterioradas. Se trata de una situación en la que es preciso tomar ciertos recaudos para proteger la salud y evitar la adquisición y propagación de enfermedades infecciosas.
El doctor Daniel Stamboulian, médico infectólogo, presidente de la Fundación Centro de Estudios Infectológicos (FUNCEI) y de Fighting Infectious Diseases in Emerging Countries (FIDEC), sostuvo que hay enfermedades derivadas de infecciones que se propagan fácilmente cuando se producen desastres naturales. ‘‘La diarrea, gastroenteritis, hepatitis, leptospirosis, tétanos, y otras, son transmitidas por vectores como el dengue. También hay que prevenir la transmisión de infecciones virales agudas como la gripe, que puede contagiarse rápidamente en ámbitos cerrados con gran aglomeración, como son los centros de evacuados’’, manifestó.

HIGIENE
Según el doctor Gustavo Mammoni, médico presidente de la Confederación Argentina de Clínicas, Sanatorios y Hospitales (Confeclisa), ‘‘todo lo referido al problema de inundación y de contaminación cloacal, puede derivar en distintos tipos de patologías bacterianas, como Salmonella o Escherichia Coli’’.
En esa línea, Stamboulian señaló que, una vez que los damnificados puedan volver a sus hogares, deberán redoblar el cuidado en las medidas higiénicas: lavarse las manos frecuentemente con alcohol en gel o con agua segura y jabón. Subrayó que ‘‘es usual que el agua disponible en estos casos esté contaminada por bacterias u otros microorganismos, por eso hay que usar sólo agua embotellada con la tapa cerrada de origen o correctamente potabilizada para beber, cocinar, limpiar mamaderas y elementos de cocina, lavarse los dientes o bañarse’’. El especialista recomendó potabilizar el agua por calor, hirviéndola (siempre que sea limpia), durante un minuto; o por medios químicos, utilizando tres gotas de lavandina doméstica por cada litro de agua y esperando treinta minutos antes de su consumo.
Asimismo, el doctor Alberto Cormillot advirtió que, en lo que concierne a diarrea, los chicos son los que más preocupan, sobre todo si viven en barrios humildes. ‘‘En un niño con reservas de nutrientes, ese cuadro no implica mayores consecuencias; no pasa de un mal momento. En un paciente que carece de zinc en el organismo, con pocas vitaminas y minerales y con las defensas bajas, la diarrea puede ser algo más serio, porque se debilita más y porque está más propenso a las infecciones’’, diagnosticó.
Cormillot aseguró que, como ocurre en todos los casos, los más vulnerables son los más chicos y los adultos mayores. Sobre todo, los pobres, ‘‘a quienes siempre les toca la peor parte’’.
Por otro lado, el doctor Damián Pagano, jefe de departamento de urgencias del hospital Piñero, indicó que pueden surgir problemas por el mero hecho de haber estado a la intemperie, ‘‘por lo que pueden darse neumonías o estados gripales severos’’. También consideró a quienes han estado durante un tiempo fuera de su domicilio y han quedado sin dinero para comprar algún medicamento que tenían en su casa, por lo que no pudieron acceder a su dosis y se vieron perjudicados.

MENTE SANA
No cabe duda de que, en situaciones límite, el factor anímico cumple un rol central. En referencia a esto, Cormillot consideró que ‘‘la primera dolencia es la afectiva. Aparece la ansiedad, angustia, depresión y estrés por el trauma. Esto, derivado de la sensación de impotencia, rabia, frustración y desesperanza’’. Frente a ese tipo de situaciones, analizó, ‘‘algunas personas bajan los brazos’’. Relató, además, que le toca ser ejemplo de la inundación, dada la pérdida ‘‘de 85 mil historias clínicas, el trabajo de toda una vida, desde 1961 hasta la fecha. La clave está en la resiliencia, en la capacidad que tenemos -más allá de la enterezade salir fortalecidos de los problemas, sentir la tristeza y después hacernos responsables. Esto es lo que tendrá que hacer la gente afectada’’, reflexionó.

SIN LUZ
Otro componente es la falta de electricidad. Stamboulian hizo particular hincapié en la necesidad de evitar la ingesta de productos lácteos no pasteurizados y de alimentos crudos, ensaladas y vegetales de hoja verde (de consumir estos últimos, sugirió sumergirlos por diez minutos en agua limpia con una cucharadita de lavandina por cada litro de agua).
Paralelamente, Cormillot destacó que la falta de energía eléctrica es una condición que afecta a quienes requieren asistencias extras: ‘‘Por ejemplo, a asmáticos o personas con enfisemas, quienes necesitan estar conectados o hacerse nebulizaciones’’.
Además, Stamboulian indicó que quienes sufren heridas, deben estar especialmente atentos para prevenir el tétanos, infección que ocurre cuando las esporas de las bacterias Clostridium tetani penetran en el organismo a través de una lesión. ‘‘Para ello, se debe hacer una adecuada limpieza de la lastimadura y acudir a un centro de salud, donde se evalúe la necesidad de aplicación de la vacuna antitetánica o de otras medidas, según el caso’’, aclaró.

DENGUE
En el país hay circulación del virus del dengue que se adquiere por la picadura de mosquitos aedes aegypti infectados, cuyos criaderos son aguas estancadas. En ese sentido, Stamboulian recomendó, dentro de lo posible, ‘‘dar vuelta los envases, latas, macetas y verificar que no quede líquido en gomas. Si se junta agua en baldes u otros recipientes, hay que mantenerlos tapados’’.
El experto estableció que el cuadro más común de la patología se caracteriza por fiebre, acompañada de dolor de cabeza, muscular y de las articulaciones, además de erupciones rojizas en brazos y piernas con picazón.