Crítica: "La reconstrucción", el filme ambientado en Ushuaia, cuenta con buenas actuaciones

Bloqueos afectivos en el sur

Un punto alto lo alcanzan los actores, desde el doliente Eduardo de un Diego Peretti interior, intenso en un personaje difícil, porque sólo se expresa a través de su gestualidad y sin palabras; hasta la frescura de un espíritu libre como Alfredo Casero, en el papel de Mario, o la cálida Claudia Fontán como Andrea.

"La reconstrucción". Argentina, 2013. Dirección y guión: Juan Taratuto. Fotografía: Nico Hardy. Actores: Diego Peretti, Claudia Fontán y Alfredo Casero. Presenta: Buena Vista. Duración: 93 minutos. Calificación: Para todo público.

Eduardo (Diego Peretti) vive en Río Grande y se desempeña en una empresa petrolera. Es un buen trabajador y su silencio y ausencias del grupo hacen pensar en algo fuerte que pasó y no sabemos. Sus compañeros, ocupados con su familia, el trabajo y el tiempo difícil en esa zona, prefieren no preguntarle casi nada a ese hombre más bien silencioso. Su pieza descolorida, abandonada, con mínimos objetos de confort hablan de una actitud solitaria y ascética frente a la vida. Esporádicamente, con alguna situación que Eduardo no puede manejar, el golpe contra algún objeto dice que ese hombre de silencios y austeridades tiene un volcán escondido.

VIAJE DIRECTO

En medio de la nada, la súbita llamada de Mario (Alfredo Casero), un amigo, que vaya a saber cómo hizo para penetrar su intimidad, lo sacude desde otro lugar del sur, Ushuaia, la llamada es para pedirle que vaya a verlo. Y

Eduardo toma su viejo auto y va. Firme como un dardo disparado a un blanco lejano. Su viaje se dirige recto, sin detenerse ni ante el pedido de ayuda de alguna mujer en la ruta, ni ante ninguna particularidad de la carretera solitaria por la estepa patagónica.

El mundo familiar de Eduardo se enfrenta con el de Mario. Como una gota en la piedra, la calidez, el entorno, la realidad, Andrea (Claudia Fontán), la mujer de Mario, las pequeñas hijas, comienzan a golpetear en esa caparazón que Eduardo, por alguna razón creó a su alrededor.

"La reconstrucción" es una película difícil, interior. Y decimos difícil, porque la vertiginosidad de la vida diaria, impide detenerse ante algo que tenga el tiempo de la reflexión. Su director, Juan Taratuto ha sabido armar la historia y dar tiempo al tiempo, para mostrar la particular situación por la que atraviesa este personaje bloqueado en su individualidad, incapaz de reaccionar o pedir ayuda.

LOS SILENCIOS

Sus tiempos densos, ciertas tomas casi morosas pueden llegar a atentar contra la paciencia del espectador. Pero la intensidad y algunos pequeños elementos, como miradas, movimientos de manos, la misma imagen de un acto doloroso visto por Eduardo, en la habitación del hospital, en el que Andrea, la mujer de Mario, acompaña a su marido, son suficientes para conformar una radiografía de sentimientos.

Un punto alto del este filme de excelente fotografía, lo alcanzan los actores, desde el doliente Eduardo de un Diego Peretti interior, intenso en un personaje difícil, porque sólo se expresa a través de su gestualidad y sin palabras; hasta la frescura de un espíritu libre como Alfredo Casero, en el papel de Mario, o la cálida Claudia Fontán como Andrea.

Calificación: Buena