Crítica: "El décimo infierno", un policial actuado por Patricio Contreras y Aymará Rovera

La pareja tiene sesgo letal

"El décimo infierno". Argentina, 2011. Dirección y guión: Juan Pablo Méndez Restrepo y Mempo Giardinelli. Fotografía: Pablo Rocher. Actores: Aymará Rovera, Patricio Contreras, Atilio Clavo Fanti y Guillermo Somogyi. Presenta: Juan Pablo Méndez Restrepo. Duración: 83 minutos. Calificación: Para mayores de 16 años.

El filme se basa en la novela del mismo nombre escrita hace trece años por el escritor chaqueño Mempo Giardinell ("Luna caliente"), que debuta aquí como director y guionista junto al colombiano Méndez Restrepo.
"El décimo infierno" se ubica en una ciudad nordestina de nuestro país, donde conviven Alfredo (Patricio Contreras) y Antonio (Atilio Clavo Fanti), socios de una inmobiliaria y Griselda (Aymará Rovera), la esposa del segundo y amante del primero.

La relación entre Alfredo y Griselda data de tiempo atrás y por lo que observamos en el filme es puramente sexual, porque los caracteres fuertes de los dos chocan constantemente.

Ante el intempestivo "¿y por qué no lo matamos? de Alfredo, se desata una suerte de torbellino pasional que convierte a los amantes en asesinos seriales.

LA GEOGRAFIA

La voz en off de Alfredo, no olvidemos que la historia se mantiene en la línea de la novela negra y este es un recurso muy utilizado por el género, habla de cierto determinismo geográfico, aludiendo al intolerable calor de la zona, la hipocresía de los que lo rodean, el doble discurso y en algún momento revela el odio de quien habla, por un padre golpeador.

"El décimo infierno" despierta interés en su comienzo, reiterándose luego. La clásica pareja que se potencia para matar estando juntos (un caso más de las parejas letales de la realidad tipo Bonnie y Clyde) es mostrada en esta road-movie hacia la destrucción, pero lamentablemente el exceso de palabras y cierto academicismo en los conceptos, impide el fluir de imágenes, algunas de ellas excesivamente trabajadas formalmente. Hay un evidente problema de guión, que remite al problema de las diferencias entre lenguaje literario y cinematográfico. Por más bueno que sea el primero, un género diferente, exige un lenguaje diferente.

Se destaca la labor de Patricio Contreras (Alfredo) rostro y espíritu de un enfermo y Aymará Rovera (Griselda), de sensual presencia y físico contundente.

Calificación: Regular