A Marte ida y vuelta

Por el denominado "Proyecto Mars500" seis hombres participaron durante 520 días de la primera simulación de una misión completa al planeta rojo con el objetivo de analizar las consecuencias del confinamiento y aislamiento sobre el cuerpo humano. En una entrevista con La Prensa, el doctor Daniel Vigo, investigador del Conicet y docente de la Universidad Católica Argentina (UCA), que participó del singular experimento, reveló los resultados obtenidos.

- ¿Cómo surge el Proyecto Mars500?

- Surge como parte de los distintos proyectos tendientes a prever los riesgos de un eventual viaje a Marte para las tripulaciones humanas. En particular, este proyecto tiene que ver con el impacto del confinamiento y del aislamiento sobre la tripulación durante un viaje a Marte. Se caracteriza por ser realizado en Tierra y no en el espacio, en el sentido de que en el espacio gran parte de los problemas fisiológicos que se miden están de alguna forma "contaminados" o "influenciados" por la falta de gravedad.

La primera prueba piloto del proyecto fue en 2009. La prueba piloto de 90 días concluyó hacia fines de 2009 y el experimento completo de 520 días comenzó en junio de 2010 y finalizó en noviembre del año pasado.

- ¿Hay diferencias entre el aislamiento y confinamiento en un viaje a Marte que en un viaje, por ejemplo, a la Luna?

- Sí, porque para ir a la Luna el viaje demanda una semana mientras que hacia Marte hablamos de casi un año. La diferencia tiene que ver con la extensión del viaje. Hasta ahora no se había hecho ningún experimento que evaluara el efecto del aislamiento y confinamiento de una duración tan prolongada, similar a la que tendría un viaje a Marte.

- ¿Dónde se desarrolló la infraestructura para simular las condiciones del viaje a Marte?

- Las instalaciones se montaron en Moscú, porque es un proyecto organizado por la Academia de Ciencias Rusas en conjunto con la Agencia Espacial Europea. Se simularon algunos aspectos, ya que lo que se quería evaluar era el efecto del confinamiento. Se hicieron instalaciones que simulan el espacio habitable de una nave espacial, el interior, aunque por fuera no parecían una nave espacial. Incluso dentro de las instalaciones el trabajo de los astronautas tenía que ver con la realización de todos los experimentos científicos para evaluar estos efectos y no tanto con la simulación del viaje. Si bien había muchas actividades que simulaban las que se realizarían en un viaje a Marte, la mayor parte del tiempo los seis astronautas que participaron del proyecto se dedicaban a realizar experimentos científicos sobre ellos mismos.

- ¿Cómo se involucró UCA/Conicet en Mars500?

- La Academia Rusa de Ciencias y la Agencia Espacial Europea organizaron el proyecto pero los experimentos fueron realizados por numerosas universidades e institutos de Rusia, Europa y Estados Unidos. Me vinculé con el proyecto a través de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica, porque ellos estaban encargados de una parte del proyecto muy relacionada con nuestra línea de investigación acá, que es la evaluación del sistema nervioso autónomo.

- ¿Es decir que el equipo argentino se dedicó a evaluar el sistema nervioso autónomo?

- Exacto. Analizamos cómo cambia el sistema nervioso autónomo a lo largo del confinamiento y cómo se relacionan también estos cambios con la esfera afectiva, con el estado de ánimo.
Los otros equipos se ocuparon de estudiar variables como cambios en la regulación en la temperatura corporal, cambios en la sangre desde el aspecto inmunológico, medición de la actividad física, evaluación del sueño, evaluación de las distintas interacciones sociales entre los distintos tripulantes, evaluación de la alimentación... prácticamente se evaluaron todos los factores pasibles de ser evaluados en el cuerpo humano desde el punto de vista biológico, psicológico o social.

- ¿Cómo realizaron la evaluación a la distancia?

- Fui a la Universidad de Lovaina en tres oportunidades y también trabajé a la distancia desde Argentina, que hoy es muy factible gracias a Internet. No fue necesaria la presencia de ningún equipo de científicos en el experimento porque los experimentos los conducían los propios astronautas. Una vez que quedaron encerrados dentro de la cápsula, no tenían contacto con el exterior sino a través del sistema de comunicación, simulando una comunicación con las características que tendría en un viaje a Marte. Por ejemplo, al llegar a Marte, la comunicación sufriría un retraso de unos 20 minutos en llegar a la Tierra.

- ¿Qué es el sistema nervioso autónomo?

- Es la parte del organismo que se ocupa de la regulación de los procesos que no dependen de nuestra voluntad, como por ejemplo, la frecuencia cardíaca. La frecuencia cardíaca sube durante el día para afrontar el estrés de la vida diaria, sube aún más si estamos ante una situación de emergencia, y baja durante la noche. La parte del sistema nervioso que se ocupa de esta regulación y otras tantas es el sistema nervioso autónomo, que fue el que evaluamos durante el experimento.

- ¿Cuáles fueron los principales hallazgos?

- Vimos que las diferencias día-noche de la actividad del sistema nervioso autónomo se desdibujaban, se perdían a lo largo del confinamiento. Así, la frecuencia cardíaca no estaba ni tan alta durante el día -como cabría esperar- ni tan baja durante la noche. Esto habla de una pérdida del ritmo biológico día versus noche, llamado ritmo circadiano. Por lo tanto, se registró una pérdida de la ritmicidad circadiana en la actividad del sistema nervioso autónomo.

- ¿Qué consecuencias conlleva esta situación?

- A corto plazo, esto podría implicar -aunque no lo medimos y recién lo podríamos contestar una vez que crucemos nuestros datos con los de otros equipos- que el sistema nervioso no esté lo suficientemente preparado para responder a una emergencia. Cuando uno está ante un peligro, por ejemplo si viene un auto de frente, más allá de la respuesta cognitiva que sería correrse del camino, todo el cuerpo físicamente se prepara para la emergencia. La pérdida del ritmo circadiano podría implicar que el cuerpo no esté lo suficientemente preparado para responder a una emergencia. Esta es una hipótesis que tendríamos que verificar con resultados de otros equipos.

Los resultados preliminares de otros equipos van en esta misma línea. Se observó pérdida de la ritmicidad circadiana en otros ritmos, como el de la temperatura, también disminuyó el ritmo de la actividad física durante el día a lo largo del confinamiento y el sueño fue peor durante la noche.

- ¿A qué factores se atribuyó la pérdida del ritmo circadiano?

- La pérdida del ritmo circadiano depende de varios factores. El principal sincronizador de los ritmos de nuestro cuerpo es la luz intensa natural. Estas personas estaban expuestas a una luz artificial de una oficina, iluminada en forma regular (tenían una iluminación de 300 lux). Una oficina bien iluminada tiene alrededor de 800 lux y el sol brillante al mediodía en el verano emite 100.000 lux.

Nuestra principal hipótesis es que la pérdida de esta ritmicidad se debía a la falta de exposición a la luz natural. Si bien ellos tenían un ritmo de luz-oscuridad para dormir (16 horas de luz y después se acostaban y apagaban la luz), consideramos que la luz durante el día no era lo suficientemente intensa como para sincronizar estos ritmos.
Ahora bien, esto también se puede deber a la falta de sincronización de otros estímulos, como por ejemplo la hora en que comían, que es otro de los sincronizadores biológicos, si bien de menor importancia que la luz.

- ¿Qué esquema de comidas hacían los participantes del experimento?

- La primera mitad del viaje tenían un esquema relativamente organizado y en la segunda mitad se dejaba la hora de comer al libre albedrío (aunque estuvo también supeditada a las actividades programadas en las que tenían que participar).

- ¿Qué otra variable puede haber incidido en la pérdida de ritmos circadianos?

- Otra cuestión que evaluamos fue cómo las variaciones en el estado del ánimo podían impactar en esto. Aunque todavía no analizamos los resultados en profundidad, a través de resultados preliminares de otros equipos -mediante un análisis cualitativo- se identificó que las palabras que más aparecían eran el aburrimiento y la monotonía, sobre todo en la segunda mitad del viaje. Esto también puede influir en el cambio de ritmo circadiano.

Por supuesto, que uno no termina de saber a ciencia cierta qué es causa y qué es consecuencia porque hubo muchos experimentos paralelos.

- ¿De todos modos estos hallazgos les sirven en caso de hacerse efectivo un viaje a Marte para adecuar las condiciones con el objeto de disminuir todas estas consecuencias?

- Exactamente. El principal propósito del proyecto en general fue ese. Y en lo que respecta a nosotros sería si corresponde o no tomar medidas respecto a la pérdida de estos ritmos biológicos, en el sentido de ejecutar alguna contramedida (como por ejemplo someterlos a una luz intensa en horarios de la mañana o darles melatonina en horarios de la noche).