Crítica: "El ministro", un filme que habla de la ambición y la ética en los funcionarios

Los oscuros juegos del poder

"El ministro" tiene notables interpretaciones de Olivier Gourmet (el actor preferido de los hermanos Dardenne), en el papel de Bertrand Saint-Jean y el gran Michel Blanc (Gilles). Con un singular rostro, el de Sylvain Deblé, en el papel del ex huelguista Martin Kuypers.

"El ministro" (L"exercice de l"Etat). Francia, 2011. Dirección y guión: Pierre Schöller. Fotografía: Julien Hirsch. Música: Philippe Schoeller. Actores: Olivier Gourmet, Michel Blanc, Zabou Breitman, Laurent Stocker y Sylvain Deblé. Presenta: Zeta Films. Duración: 112 minutos. Calificación: Para mayores de 13 años.

Una mujer desnuda en un despacho gubernamental metiéndose hipnóticamente en la boca de un saurio. Ese es el sueño que se repite y estremece a Betrand Saint-Jean (Olivier Gourmet), Ministro de Transportes francés. Todo tiene que ver con esa vida que eligió, en que el poder es el centro y no hay manera de eludir lo inconfesable, con tal de no perderlo.

La siguiente secuencia enfrenta a Bertrand Saint-Jean (Olivier Gourmet) con la realidad del accidente de un micro cargado de niños en una ruta montañosa.

Su actitud respecto del accidente, el control de su asesora de imagen que lo manejará como un robot desde la llegada al lugar, las primeras palabras ante los testigos, los minutos que deberá pasar frente a los muertos, marcan el frágil espacio en el que debe maniobrar un político ante un conflicto a futuro.

FUNCION PUBLICA

Los dos sucesos, el irreal y el real, preanuncian el conflicto de un hombre que en la función pública, deberá actuar contradictoriamente, porque la solución de los conflictos ciudadanos presupone un juego de concesiones en el marco del poder, que no siempre tendrán como resultado el bien social.

Bertrand Saint-Jean (Olivier Gourmet) soñó con cambiar el mundo, con la fidelidad en la amistad y el amor, pero la ambición le está jugando en contra. Todo tiene un precio en el gobierno de un mundo caótico, donde la desocupación es una realidad, las privatizaciones una necesidad ante ese viejo estado "convertido en un viejo zapato que se llena de agua" y los sindicatos protestan al borde de un ataque de nervios.

"El ministro" se adentra en un tembladeral llamado "gestión pública", en los juegos del poder y las concesiones a la ambición, en la mentira del Estado protector y la fotografía que muestra sonrientes adjudicatarios de empleos que ignoran la precariedad que les espera y confían en un futuro estable.

UN GUION SOLIDO

El director Pierre Schöeller, apoyado en su guión tan sólido como la dirección de actores, nos acerca sin concesiones y con la crudeza de esa música a lo Mikis Theodorakis ("Z" es el film de Costa Gavras al que "El ministro" remite), a la cruda realidad del ejercicio del Estado democrático.

Nunca independiente, nunca ajeno a los medios, a la influencia y la corrupción. Con una exposición realista, con mucho del cine setentista italiano y un suspenso casi policial, desnuda la lucha entre la ambición y la ética en un juego de poderes que convierte al individuo en objeto.

"El ministro" tiene notables interpretaciones de Olivier Gourmet (el actor preferido de los hermanos Dardenne), en el papel de Bertrand Saint-Jean y el gran Michel Blanc (Gilles). Con un singular rostro, el de Sylvain Deblé, en el papel del ex huelguista Martin Kuypers.

Calificación: Muy buena