Crítica: "El vengador del futuro" tiene excesiva acción y efectos especiales

En un mundo superpoblado y hostil

Ficha técnica:

"El vengador del futuro" (Total recall). Coproducida entre Estados Unidos y Canadá, 2012. Dirección: Len Wiseman. Guión: Kurt Wimmer, Mark Bomback, Ronald Shusett, Dan O"Bannon y Jon Povill. Fotografía: Paul Cameron. Música: Harry Gregson-Williams. Actores: Colin Farrell, Kate Beckinsale, Jessica Biel, Bryan Cranston y Bokeem Woodbine. Presenta: UIP. Duración: 118 minutos. Calificación: Para mayores de 13 años.
 
Esta es una versión de la película del mismo nombre que dirigiera Paul Verhoeven en 1990, tomando como base un relato del británico Philip K. Dick. 
 
Aquí también está Douglas Quaid (Colin Farrell), un trabajador que vive en la Tierra, devastada por la guerra química. Sólo quedaron dos sectores, la Colonia y la Federación Unida de Bretaña. Mientras la primera, donde habita Quaid es algo así como el Tercer Mundo, superpoblado y hostil; la segunda, bella y sin excesos de población es para los privilegiados y está gobernada por el canciller Cohaagen (Bryan Cranston), dueño y señor de los super robots, fuerza de choque aparentemente intocable. 
 
LA REBELION
 
En este momento, los medios hablan de un conato de rebelión liderado por Matthias (Bill Nighy), guerrillero al que nadie conoce. Es en este momento que Quaid, descontento con su vida personal y con pesadillas que lo atormentan, decide recurrir a Recall, un lugar donde los sueños se convierten en realidad por manipulación tecnológica. Sus peores pesadillas pasan a formar parte de su entorno inmediato y su vida se convierte en una huída permanente. 
 
Bastante alejada del espíritu de un maestro de la ciencia ficción como fue Philip Dick, o del estilo Verhoeven, interesante director de la versión que protagonizara Arnold Schwarzzenegger y Sharon Stone en sus comienzos, esta remake se transforma en un filme común de acción permanente. Así Quaid y la misteriosa mujer que ya conociera en el sueño, pasan toda la película en una constante persecución, dejando de lado todo lo que pudiera analizarse desde el punto de vista del pensamiento y reduciendo el universo de la ciencia ficción, a una impecable reconstrucción material con impactantes efectos especiales. 
 
PROEZAS MARCIALES
 
El que busca acción y parafernalia tecnológica, o un diseño arquitectónico distinto con autopistas en desnivel, vehículos que trasladan a los obreros a velocidades supersónicas; o los que sobre un colchón de aire saturan la Colonia, no se verán defraudados. 
 
La película es bastante ágil, tristemente oscura, abundante en proezas marciales, con recurrencia a elementos orientales en la ornamentación de la Colonia y un claro desinterés por lo temático. El asunto de la implementación de los recuerdos y la complejidad de la memoria se despachan en tres líneas. El resto es ruido, música a todo volumen, una extensión excesiva y poco, muy poco para los actores que tampoco hacen demasiado, salvo correr y luchar a lo loco como Colin Farrell (Douglas Quaid). Poner cara de malo pero astuto, como ocurre con Brian Cranston que hace el papel de Cohaagen, o hacer de Matthias, un guerrillero euroamericano, a cargo del desperdiciado Bill Nighy.
 
Calificación: Buena