PASARON CINCO AÑOS DE CRISIS Y NO SE VISLUMBRA AUN UNA SOLUCION DEFINITIVA

Estados Unidos y Europa: dos extremos de política económica que no funcionan

De este lado del Atlántico, la Fed ha jugado durante un lustro una sola carta: la agresividad monetaria. Sirvió para generar inflación en los commodities pero no reanimó a la economía estadounidense. En Europa es incluso peor: ajuste fiscal sin anestesia.

Por Germán Fermo *

Mucho se ha escrito sobre la gravedad de la crisis financiera internacional y mucho se ha opinado también respecto a sus causas. Lo cierto es que el mundo lleva ya cinco años de una crisis que por momentos da la sensación de ser interminable. La inestabilidad financiera y la falta de crecimiento mundial serán aspectos que acompañarán al mundo persistentemente por la próxima década.

En este entorno, se ha tenido la chance de observar el accionar de los principales dos bancos centrales del mundo: la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE). Y así como la crisis sorprende casi cíclica y persistentemente, también se ha tenido la chance de observar dos posturas absolutamente extremas y opuestas frente a la forma de transitar un evento único en la historia de los mercados financieros. Lo lamentable es que ambas posturas han sido sumamente ineficaces en resolver las raíces de esta crisis interminable.

¡OTRA VEZ SOPA!

* Sopa todos los días: agresividad monetaria. Por un lado, la Fed de Bernanke ha sido históricamente agresiva en ejecutar una política monetaria caracterizada por tasas en cero y emisión gigantesca de dólares. Si bien el déficit fiscal norteamericano es absolutamente insostenible, muy poco se ha hecho en esta dimensión del problema. Por el contrario, al lado fiscal se lo dejó intacto y la Fed impactó a los mercados financieros a través de una dosis muy agresiva de política monetaria. Por momentos se siente como que la Fed entiende que la única forma de solucionar su propio desastre es vía licuación monetaria.

La Fed comenzó con una agresiva política de baja de tasas llevando su tasa de referencia al 0%. Y como esto no fue suficiente, vinieron las dos famosas rondas de Flexibilización Cuantitativa (QEI y QEII) que en esencia implica la emisión de dólares contra la compra de bonos del Tesoro americano. Estas políticas han sido mucho más eficaces en generar inflación de commodities que en reactivar la diezmada economía norteamericana.

Es cierto que la política monetaria tiene enormes ventajas en medio de una crisis. Primero: las bajas de tasas de interés operan muy rápidamente sobre el sistema, generando estímulos en el consumo y en la inversión.

Segundo: también es cierto que al volcarse el exceso de dólares en los mercados de commodities y activos financieros los mismos han subido sustancialmente contagiando positivamente expectativas. Cuando los inversores ven subir todo, en general no se cuestionan las causas sino que se distraen vía ilusión monetaria y eso calma temporariamente cualquier otro problema que amenace a la economía real contagiando de un optimismo vacío en esencia.

Pero también es cierto que un banco central no puede jugar por cinco años seguidos la misma carta de póker. Hace cinco años que cada vez que la crisis se expresa en un nuevo episodio, se ve a la Fed bajando tasas o emitiendo dólares. Esto obviamente no se puede hacer in-eternum dado que desafía al sentido común más básico. Si fuese tan fácil solucionar problemas reales vía shocks monetarios, no habría problemas en este mundo, lo cual es obviamente incorrecto.

¡QUE VERGUENZA!

Lo cierto es que la realidad detrás de las crisis del 2007 es tan vergonzosa que ni Estados Unidos ni Europa se atreven a sincerarla para con sus respectivas ciudadanías, nadie quiere asumir el costo político de semejante anuncio. Alguien debería decirles que las décadas anteriores de prosperidad y crecimiento fueron financiadas por un leverage gigantesco que culminó explotando en 2007 y llegó el tiempo de pagar a esa fiesta de una vez. Lo preocupante es que nada de lo que condujo a Estados Unidos a esta crisis ha sido corregido significativamente.

Todo problema ha intentado ser nominalmente disfrazado por una Fed continuamente bombardeando a los mercados con parches monetarios. Pero la Fed ya hizo lo suyo y más de lo que le correspondía al punto tal de repetirse.

* Ajuste fiscal sin anestesia. Y del otro lado del Atlántico las cosas están aun peor. El BCE ha negado sistemáticamente el uso de la política monetaria como amortiguador temporario de los problemas reales que impactan a Europa y ha enfrentado al problema con la estrategia del detrás de la zanahoria. La Unión Europea ha intentado restablecer estabilidad en la relación deuda/crecimiento a través de severos paquetes de ajuste fiscal en un marco de elevadísimo desempleo.

Está muy bien intentar tornarse fiscalmente ortodoxo cuando la raíz del problema es exceso de deuda. Pero también es cierto que para que un programa económico pueda implementarse debe primero pasar la barrera social y en última instancia ser apoyado por sus respectivas ciudadanías.

El problema del enfoque europeo es precisamente ese: para países como España y Grecia con una tasa de desempleo que supera el 25% se hace virtualmente imposible hacer cirugía general sin anestesia. La anestesia en este caso estaría representada por la implementación simultánea de una agresiva política monetaria que oxigene al sistema y que le de la fluidez necesaria para realizar los cambios fiscales que seguramente pegarán en lo más profundo del electorado.

NECIOS

Lamentablemente, hace cinco años que se ve a Estados Unidos abusar de su herramienta monetaria como salida de la crisis y a Europa enfatizando casi exclusivamente en el ajuste fiscal como solución del problema.
Lo paradójico de todo esto es que si ambos bloques hubiesen tomado decisiones más centradas y no tan extremistas hubieran sido capaces de armar un combo monetario y fiscal que utilizase lo bueno de cada alternativa de política económica. El costo de no haberlo hecho es percibir a una monótona caída de credibilidad en los hacedores de política económica del G2 (Estados Unidos más Europa).

Pasaron cinco años de crisis y las razones que fundamentalmente condujeron a este desastre permanecen casi intactas. De una u otra forma, el status quo quiere mantenerse inmutable. Sin embargo, en economía la realidad no puede ignorarse por siempre: a los shocks reales que nos condujeron a este desastre habrá que enfrentarlos alguna vez y asumir los costos políticos que ello implique. Recuerden: esta crisis se comió ya a cinco líderes europeos y Obama enfrenta elecciones próximamente.

* Ph.D. in Economics (UCLA) y director de la Maestría en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella.