Crítica: "Accidentes gloriosos" con alusión

Extraños espacios de la mente

Con "Accidentes gloriosos", Mauro Andrizzi y Marcus Lindeen parecen querer decir que la mente tiene sus propios y desordenados "espacios", que según como se los ordene pueden despertar una variedad de sensaciones, de acuerdo a la propia historia del que mira el filme.

Ficha técnica:
"Accidentes gloriosos", Argentina, 2011. Dirección y guión: Mauro Andrizzi y Marcus Lindeen. Fotografía: Emiliano Cativa. Actores: Lorena Damonte, Alberto Suárez, Ignacio Caroggio, Lili Popovich y otros. Presenta: Tren y Mono Films. Duración: 60 minutos. Calificación: Para mayores de 13 años. Se podrá ver en blanco y negro, en las salas Arte Cinema (Salta 1620) y en el Gaumont (Rivadavia 1635).

En "Accidentes gloriosos", los directores y guionistas Mauro Andrizzi y Marcus Lindeen parecen haberse inspirado en la novela "Crash", de James Graham Ballard, de la que también se hizo una película.

Pero salvando las distancias, acá poco queda de aquel asfixiante universo que exponía "Crash". Porque "Accidentes gloriosos", es igual que "En el futuro" -comentado en esta página- un filme monocorde, hecho de fragmentos de imágenes deshilvanadas, en las que sus personajes anónimos aparecen y desaparecen, sin una razón precisa.

El hilo conductor de esas imágenes, es el relato en off, de unos textos dichos por Cristina Banegas, que hablan tanto del amor furtivo, como de la muerte, de la infancia, de la soledad y del sexo.

Entre los personajes más claramente definidos en la trama, se ubican un fotógrafo al que le atrae retratar lo que queda de un auto después de un accidente y hasta incluso, si es posible, con las víctimas "in situ".

HIERROS Y REGOCIJO

Para el hombre de la cámara esos hierros fundidos, retorcidos, se asemejan a extrañas esculturas que le provocan un cierto regocijo. Más aún, si pudiera seguiríaa con su lente a alguien que viaja plácidamente en su auto hasta que de pronto choca y la vida se modifica de golpe.

Con "Accidentes gloriosos", Mauro Andrizzi y Marcus Lindeen parecen querer decir que la mente tiene sus propios y desordenados "espacios", que según como se los ordene pueden despertar una variedad de sensaciones, de acuerdo a la propia historia del que mira el filme.

Calificación: Buena