Crítica: "Blancanieves y el cazador", la fascinante Charlize Theron y efectos especiales

Una madrastra para recordar

Ficha técnica:
"Blancanieves y el cazador" (Snow white and the huntsman). Estados Unidos, 2012. Dirección: Rupert Sanders. Guión: Evan Daugherty, John Lee Hancock y Hossein Amini. Fotografía: Greig Fraser. Música: James Newton Howard. Actores: Kristen Stewart, Chris Hemsworth, Charlize Theron, Bob Hoskins y Ray Winstone. Presenta: UIP. Duración: 127 minutos. Calificación: Para mayores de 13 años.

La leyenda de Blancanieves es una de las clásicas narraciones de los hermanos Grimm. Algunos hablan de que era un cuento secular de narración oral, otros dicen que alude a la existencia real de una jovencita del castillo de Lohr, que existió una madrastra y varias desgracias y otros aluden a otra protagonista del siglo XVI, de características similares. El caso es que tenemos otra Blancanieves cinematográfica y van.

Su director Rupert Sanders, venido del cine publicitario, con sus diferentes guionistas, rescata la vertiente pesadillesca de la historia. Todo es muy negro y bello. Aclaración: ésta no es una historia para niños.
Una madrastra más que mala, mezcla de la Elizabeth Bathory ("La condesa sangrienta") y Popea, la mujer de Nerón, que se bañaba en leche para conservar la belleza. Un padre asesinado por la bella madrastra y hasta quince años de prisión para la niña Blancanieves, más parecida a Juana de Arco que a una princesita de ensueño.

ESPEJO DEFORMANTE

Esta versión es tenebrosa y bella, hasta el exquisito espejo que se derrite como un reloj de Dalí, en una increíble escena dorada. Ni los enanos son simpáticos y tienen las caras de conocidos actores como Bob Hoskins, pero en cuerpos diminutos.

La pobre madrastra tiene la obsesión de ser joven y como la época carecía de afamados cirujanos plásticos, cualquier corazón de señorita joven (la leyenda le atribuía virtudes rejuvenecedoras) era una delicia culinaria para su sed de juventud. O sea que la buena madrastra era algo así como un vampiro en constante actitud de caza para no envejecer. Odiaba a su hijastra, más por la profecía del "Espejito, espejito", que le aseguraba que la niña era más bella. Todo parecía a favor de la mala, hasta que apareció el cazador.

Filme de bellísimo diseño visual, con bosques salidos de la imaginería céltica, poblados de elfos, hadas y enanos, monos blancos, ciervos de majestuosa cornamenta y monstruos de fisonomía arbórea. ¿Qué hubiera pasado si el guión hubiera tenido la altura del diseño visual, o la interpretación de Charlize Theron? Todo hubiera sido maravilloso.

DIALOGOS MINIMOS

Pero hay cierta simpleza en el narrar, los impresionantes planos generales se contraponen a diálogos mínimos, o a esa falta de química entre Blancanieves y el cazador y hasta el príncipe joven, no hay quien la remedie. Sin embargo, uno se puede sobreponer a ciertas elementalidades ante las mágicas escenas épicas, donde cientos de soldados enfrentan fantasmas oscuros que se deshacen en puntos negros, o esa música hipnótica se alarga por la sala del castillo donde la madrastra dialoga con el espejo de voz cavernosa. La Theron es una bella arpía al más puro estilo expresionista, capaz de susurrar, seductora, para romper los tímpanos en la escena siguiente con sus alaridos impredecibles.

Blancanieves está transformada en Juana de Arco, inexpresiva, pero carismática, con ese rostro tan particular de Kristen Stewart ("Crepúsculo").

Efectos especiales maravillosos, un bosque oscuro imposible de describir, pero donde hadas y monstruos se dan la mano. Blancanieves parece buscarse a sí misma y el cazador, muy bien interpretado por Chris Hemsworth, no consigue que la chica lo tenga en cuenta.

Calificación: Muy buena