Crítica: en "Entrar al vacío" Gaspar Noé filmó imágenes psicodélicas y provocativas

Inseparables, más allá de la vida


Ficha técnica:
"Entrar al vacío" (Enter the void). Coproducida entre Alemania e Italia, 2009. Dirección y guión: Gaspar Noé. Fotografía: Benoit Debie. Actores: Nathaniel Brown, Paz de la Huerta y Cyril Roy. Presenta: Juan Carlos Fisner. Duración: 160 minutos. Calificación: Para mayores de 18 años. Se exhibe únicamente en el Cosmos-Uba (Corrientes 2046).

Del argentino Gaspar Noé, radicado desde hace años en Francia, llega este nuevo filme, tan desolador e inquietante como sus anteriores "Solo contra todos" (1991) y la más comercial "Irreversible" (2002).

En "Entrar al vacío" Noé se centra en la vida de dos hermanos, que van a probar suerte a Tokio. No se sabe si huyen de algo. Quizás lo hacen por la simple curiosidad de saber cómo es vivir dentro de una cultura distinta.
El vende droga y ella trabaja como stripper en un local nocturno. El afecto que une a los dos jóvenes roza el incesto y el muchacho Oscar (Nathaniel Brown), le prometió a Linda (Paz de la Huerta), su hermana, que nunca se iba a separar de ella, aunque estuviese muerto. Más tarde se verá que la promesa logra cumplirse.

LOS CONSEJOS

Mientras el chico es real, su hermana le aconseja que deje de frecuentar a un amigo mayor que él, porque éste lo va a terminar convirtiendo en un drogadicto. Oscar no es de aceptar consejos y así termina muerto en el baño sucio de un extraño local.

A partir de ese momento, el joven se transforma en un espíritu omnipresente que acompaña y observa a Linda desde cierto más allá. Ese aspecto es ilustrado mediante tomas cinematográficas en las que la cámara se ubica en ángulos de visión tan diversos como atractivos.

La historia por momentos va y viene entre el pasado y el presente y algunas imágenes muestran lo que fue la vida de Linda y Oscar en su infancia, con padres bastante especiales, a los que el chico espía mientras tienen sexo.

LAS IMAGENES

"Entrar al vacío" es una película que desconcierta. Por momentos parece perder su ritmo narrativo, para destacar solo extraños juegos lumínicos, o cinéticos, en los que tanto los objetos como los personajes se deforman, se deconstruyen y se vuelven a armar. Esas imágenes le indican al espectador, que eso es lo que está viendo Oscar, el joven protagonista de origen estadounidense.

Si bien los personajes principales son dos, puede decirse que la misma ciudad de Tokio, se impone como un tercer protagonista con su estética llena de carteles multicolores, luces de neón y espacios no demasiado amplios.

"Entrar al vacío" incluye como en filmes anteriores de Noé, escenas de sexo, drogas, marginalidad y muertes.
Lo curioso es que a pesar de esa extraña sensación de destrucción, de hacer sentir al espectador que es testigo del infierno de dos jóvenes, resulta una película cautivante, que ejerce una hipnótica fascinación por su manera de encuadrar las escenas y de "espiar" a sus personajes, en medio de un entorno por momentos asfixiante.

Calificación: Muy buena