"MISS TACUAREMBO": LOS SUE„OS INCUMPLIDOS DE UNA NIÑA QUE QUIERE SER ARTISTA

Del pop latinoamericano

Con algunos números musicales, el filme de Martín Sastre, tiene una narración cinematográfica que todo el tiempo intenta despegarse de los cánones clásicos y en ese aspecto su guión por momentos se vuelve confuso y da la sensación de que nunca terminara de redondearse, ni tampoco de "despegar".

Ficha técnica:
"Miss Tacuarembó". Coproducida entre Uruguay, España y la Argentina. Dirección: Martin Sastre. Guión: Martin Sastre y Dani Umpi. Fotografía: Pedro Luque. Dirección artística: Gonzalo Delgado. Música: Ignacio Pérez Marin. Actores: Natalia Oreiro, Rossy de Palma, Alejandro Tous, Graciela Borges, Jeannette Rodriguez, Mike Amigorena y Melina Petriella. Presenta: Argentina Sono Film. Duración: 90 minutos. Calificación: Para todo público.

El filme del cineasta, fotógrafo y artista plástico uruguayo Martín Sastre, es un fábula pop sobre una niña de un pueblo del Uruguay, que sueña cuando sea grande convertirse en la chica más linda de su pueblo, a la vez que tiene que luchar con las instituciones más conservadoras de la ciudad.

La protagonista tiene una mirada muy personal sobre la religión. Para su catequista es muy mal ejemplo, porque la chica que admira "Flashdance", el filme de los "80, la incita a querer parecerse a sus protagonistas y con un amigo ensayan aquellas coreografías, a la vez que tiene diálogos muy personales con Jesucristo.

Niña adoptada por una mujer que trabaja como empleada doméstica, la pequeña sueña como muchos chicos, escapar al chato futuro que le puede ofrecer su lugar de nacimiento.

SORPRESAS

A los treinta intenta cumplir aquellos sueños y se presenta en un programa de televisión, que la enfrentará a inesperadas sorpresas.

"Miss Tacuarembó" es un filme por momentos delirante, satírico y farsesco que desnuda las hipócritas creencias de quienes creen practicar los mandatos divinos, cuando en verdad intentan reprimir a los otros, mediante sus propias frustraciones y resentimientos.

Con algunos números musicales, el filme de Martín Sastre, tiene una narración cinematográfica que todo el tiempo intenta despegarse de los cánones clásicos y en ese aspecto su guión por momentos se vuelve confuso y da la sensación de que nunca terminara de redondearse, ni tampoco de "despegar".

Una estética elaborada en base a objetos pop remixados como parte de una arquetípica iconografía latinoamericana cierran esta propuesta, en la que Natalia Oreiro, no logra uno de sus mejores trabajos interpretativos, a la que acompañan la española Rossy de Palma y en un brevísimo papel Graciela Borges.