Una copa trae otra

Alcohol, tabaco y drogas son productos que la mayoría piensa que puede controlar. Sin embargo, estas sustancias psicoactivas tienen características que hacen que casi "sin darse cuenta" cualquiera termine por desarrollar síndrome de dependencia a su consumo.

Empezó siendo algo común los fines de semana. Todos tenían un cigarrillo en la mano y para no quedar afuera Lucas también decidió fumar tres o cuatro cada vez que salía. Era la combinación perfecta: una cerveza, el cigarrillo y los amigos. Al principio, lo consideraba un hábito inofensivo; pero antes de lo que imaginaba, se convirtió en una adicción.

Y es que tanto el tabaco, como el alcohol y las drogas ilícitas tienen el poder de llegar a que su consumo ya no pueda ser controlado por la voluntad sino que sea el organismo el que "pida más".

"Se estima que la magnitud mundial del uso de sustancias psicoactivas asciende a 2.000 millones de consumidores de alcohol; 1.300 millones de fumadores y 185 millones de consumidores de drogas", alerta la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una de las diferencias entre estas tres categorías de sustancias es el hecho de que infligen la carga de la enfermedad a diferentes grupos etarios: las drogas ilícitas elevan la tasa de mortalidad a temprana edad; el alcohol principalmente (65%) antes de los 60 años; mientras que el 70% de las muertes por consumo de tabaco ocurre después de los 60 años.

Asimismo, la OMS indica que más de 76 millones de personas sufren desórdenes por el consumo de alcohol mientras que la cantidad de personas que padecen desórdenes por el uso de drogas supera los 15 millones.

La consecuencia inmediata del abuso de sustancias psicoactivas es el síndrome de dependencia, "un conjunto de fenómenos conductuales, cognitivos y psicológicos que pueden surgir luego del consumo repetido de la sustancia y que típicamente incluye: el fuerte deseo de consumir la droga, la dificultad para controlar su uso, la persistencia en su uso pese a las consecuencias nocivas y el otorgarle una prioridad superior al uso de droga que a otras actividades u obligaciones".

No hay indicios que permitan predecir quién desarrollará una adicción a estas sustancias, lo cual implica que cualquier consumidor "social" puede convertirse en adicto. Se trata de productos "engañosos", ya que nadie tiene garantía de poder controlar su consumo. Así lo explicó en una entrevista con La Prensa el médico psiquiatra y coordinador del Consejo Asesor Científico de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), Eugenio Nadra. El experto precisó cómo se originan las adicciones y por qué es tan difícil abandonarlas.

- ¿Cuándo el consumo "social" de sustancias como el cigarrillo, el alcohol, la marihuana u otras drogas se convierte en adicción? ¿Qué peligro existe de que esto suceda?

- Desde el punto de vista médico, cualquier sustancia, ya sea legal -como el tabaco o el alcohol- o ilegal, son potencialmente adictivas. No tenemos parámetros seguros para saber cuándo alguien que consume por primera vez va a terminar desarrollando una adicción, con dependencia psíquica y física... eso se ve retrospectivamente.

No es seguro que una persona pueda controlar el consumo, como dicen muchos que quieren despenalizar la marihuana, por ejemplo. Es muy difícil saber si una persona que consume por primera vez o que es consumidor de fin de semana desarrollará una dependencia psíquica y física que lo lleve a querer consumir todos los días.

Esto con el tabaco lo vemos permanentemente, también lo vemos con el alcohol, que son las drogas "sociales", de venta libre -con algunas restricciones para los jóvenes- y son las drogas que más matan, justamente por ser drogas "sociales".

A las drogas ilegales no me gusta llamarlas "de consumo social", porque hay algunos sectores intelectuales, políticos, etcétera, que quieren restarle importancia al consumo de la marihuana.

Todas las drogas son potencialmente adictivas, por lo tanto los que dicen que existe un consumo "recreativo" y controlado de las drogas ilegales, en realidad no saben de lo que están hablando. La marihuana es tan adictiva como el tabaco, lo que pasa es que como es ilegal no crea la adicción que crea la nicotina. Pero si la marihuana se despenaliza, tendremos miles y miles de adictos a la marihuana.

- ¿Hay un perfil de persona más susceptible a convertirse en adicta?

- Dentro de la medicina y de la psiquiatría, no existe un perfil del adicto. Cualquier tipo de personalidad puede desarrollar una adicción. Sí existen condicionamientos sociales y familiares, como por ejemplo, familias que no están bien constituidas, problemas de relación dentro de la familia, y -lo más importante- la falta de diálogo de los padres con los hijos. La condición social también incide: la pobreza extrema y la opulencia extrema llevan muchas veces al consumo. Cuando hablamos de chicos de la calle, no estamos hablando únicamente de los chicos marginales de las villas, los hijos de la gente con mucha plata también son hijos de la calle, desde el momento en que no hay comunicación familiar. El concepto "chicos de la calle" no es económico -en el sentido de capacidad adquisitiva- sino de comunicación, de unión afectiva y psicológica con los padres.

ORIGEN COMPLEJO

- También hay quienes fueron consumidores habituales y se hacen adictos de adultos. ¿Hay de verdad un solo paso entre una instancia y la otra?

- Es un proceso complejo. Como dije, hay causas sociales, familiares, pero también hay algunas personas que tienen alguna predisposición constitucional, nacen con alguna predisposición a desarrollar adicción. Eso está comprobado científicamente.

- ¿Esta predisposición se puede identificar a través de estudios?

- No, hay estudios genéticos que lo demuestran pero no se puede aplicar aún a nivel preventivo masivo. Las investigaciones demuestran que algunas adicciones están condicionadas por alguna predisposición biológica, del propio cerebro, a desarrollar un fenómeno adictivo.

- ¿Y en este caso el ambiente también juega un papel crucial?

- Exacto. Si hay un terreno biológico predisponente, el ambiente puede desencadenar, puede despertar, esa tendencia. Pero también es verdad que hay adicciones que no tienen un condicionamiento biológico, sino que son puramente psicológicas y sociales. En síntesis, en el fenómeno del origen de la adicción, hay factores biológicos, psicológicos y sociales que interactúan de manera compleja.

- Al consumir productos tales como alcohol, drogas o tabaco ¿se producen modificaciones en el organismo que hacen que luego el mismo organismo "pida" más?

- Hay estudios científicos serios, investigaciones médicas, que demuestran claramente que un chico que fuma un cigarrillo de tabaco, desarrolla una sensibilidad -que dura varios años- para después volverse adicto al tabaco.

Está comprobado que un solo cigarrillo en el adolescente produce cambios químicos que lo hacen más vulnerable a hacerse dependiente al tabaco, es decir, con más ganas de consumir después.

- ¿Con las otras drogas pasa lo mismo?

- Suponemos que el mecanismo es el mismo. Todavía no hay estudios tan concluyentes como el tabaco, pero sabemos que todas las drogas actúan por los mismos mecanismos cerebrales, en los mismos circuitos del placer.

SALIR DEL CIRCUITO

- ¿Qué tipo de sustancia genera más cantidad de adictos?

- La que más adictos capta y la que más mata es el tabaco. Por eso la Argentina tiene que adherir urgentemente al Convenio Marco del Control del Tabaco (CMCT) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al que no ha adherido porque muchos legisladores son empresarios tabacaleros. Hay poderosos intereses.
En tanto, la marihuana si bien no crea una adicción física tan fuerte, sí crea una dependencia psicológica.

- ¿Cuán difícil es que un tratamiento contra una adicción resulte exitoso?

- Es difícil pero hay muchos tratamientos exitosos. Lo que sucede es que cuando nosotros en Sedronar recuperamos a un adicto después de un año de pagarle el tratamiento con una terapéutica, ese adicto vuelve después a la villa. Entonces para evaluar el éxito de un tratamiento no depende únicamente de factores médicos. No depende de que hagamos un buen tratamiento, sino que después se le dé un techo, trabajo, posibilidades de estudio, posibilidades de proyecto de vida, para que no vuelva a caer en la adicción. Por lo tanto, en el éxito de un tratamiento también intervienen cuestiones sociales y económicas muy importantes.

- ¿Para las personas adictas de clase media o alta también es difícil la recuperación tras una adicción?

- Es difícil porque hay que trabajar sobre el entorno. En todos los años que tengo trabajando como psiquiatra nunca he visto que un adicto se recuperara si no hace un cambio de amistades, de medio social, de estilo de vida... es muy difícil. El adicto que no cambia sus amistades, que sigue frecuentando amigos que consumen, va a caer en el consumo indefectiblemente. El adicto que está en recuperación o que ya se recuperó no puede volver a un grupo donde se consume, donde le tiran humo de marihuana en la cara o le pasan la cocaína por las narices. Tiene que salir del circuito y es ahí donde se complica el tratamiento.

Es fácil desintoxicarlo, deshabituarlo, pero la dependencia psicológica sigue estando durante mucho tiempo, muchos años incluso. Con lo cual, puede volver a caer si vuelve a entrar en contacto con la sustancia.
Tenemos casos de chicos que no consumieron durante cinco años, pero después hay un estímulo que le recuerda el consumo de la droga -no únicamente la droga en sí, sino por ejemplo el ambiente donde él consumía- que desencadena un mecanismo cerebral de recuerdo que provoca un deseo muy fuerte de volver a consumir.