"LA SANGRE BROTA"; RADIOGRAFIA DE LOS HABITANTES DE UNA SOCIEDAD VIOLENTA

La desprotección que se apoderó del mundo

El segundo film del director Pablo Fendrik es un largometraje más coral que el anterior, en el que el espectador seguía las peripecias de un único protagonista.


Ficha técnica:
"La sangre brota". Coproducida entre la Argentina, Francia y Alemania 2008. Dirección y guión: Pablo Fendrik. Fotografía: Julián Apezteguía. Director de arte: Pablo Maestre. Música: Juan Ignacio Bouscayrol. Actores: Arturo Goetz, Nahuel Pérez Biscayart, Guillermo Arengo, Stella Galazzi, Ailin Salas y Guadalupe Docampo. Presenta: Magmacine. Duración: 97 minutos. Calificación: Para mayores de 16 años.

Luego de la resonancia obtenida con el estreno de "El asaltante", Pablo Fendrik se animó rápidamente a dar a conocer un segundo filme: "La sangre brota". Las dos recibieron una elogiosa recepción cuando se vieron en la conocida sesión La semana de la crítica, del Festival de Cine de Cannes.

"La sangre brota" es un filme más coral que el anterior, en el que el espectador seguía las peripecias de un único protagonista.

En esta película Fendrik se anima a retratar una violencia subyacente cotidiana, identificable en cada país y lugar, de acuerdo a su idiosincracia.

Hay en ella una preocupación por establecer pocos localismos. En lugar se eso de prefirió abarcar algo más universal, cuyas víctimas en su mayoría son jóvenes o mujeres.

MOMENTOS PRECISOS

De hecho acá el siempre eficaz Arturo Goetz -protagonista de "El asaltante"- hace de un "golpeador", un taxista que esconde una violencia contenida que sale en momentos precisos y certeros.

Las víctimas son su propia familia, su hijo, el que se fue al exterior y quiere volver y pide ayuda al padre, que hizo abandonara la casa familiar; su hermano más pequeño y su mujer. Fendrik deja deambular su cámara nerviosa por una ciudad que podría ser cualquiera, sigue a sus criatura, abre pequeñas elipsis que le permiten recordar al espectador, que la vida, al menos la de sus personajes se mueven sólo a través de la impronta de sus propias necesidades.

Ellos viven en sus pequeños micromundos y están atentos a sus necesidades. Poco parece importarles la vida de los otros. Hay en estos seres un egoísmo latente, pero también esa extraña sensación de sentirse víctimas de circunstancias, que tienen mucho de abstracto, de algo latente, que parece siempre estar a punto de suceder.

LOS JOVENES
 

Uno de los aspectos más dolorosos del filme es el ver a esos jóvenes a la deriva, sin rumbo, sin modelos, sin siquiera percibir, o tener como referente aunque más no sea una utópica posibilidad de futuro.

En esta nueva producción de Pablo Fendrik está la preocupación de un director por observar la sociedad de su tiempo, sin apelar a melodramatismos, sino a depurar un estilo seco, algo inquietante, para retratar a hombres, mujeres y jóvenes en un hábitat que pareciera les es ajeno, no les pertenece, sin embargo no les queda otra alternativa que aceptarlo. Ellos representan ese nuevo tipo de ciudadanos, que parecen "deambular solitariamente", preocupados, por una constante sensación de "no lugares", aunque sea la propia casa en la que viven y lo único que parece quedarles es aceptar ese destino.

J. C. F.