América Latina difícilmente sea una prioridad en la agenda

Según los analistas sólo se puede esperar acciones simbólicas para la región en los primeros pasos de la nueva administración como el cierre de la prisión de Guantánamo, anunciado durante la campaña.

El presidente electo Barack Obama, en el discurso mediante el que se declaró victorioso en los comicios presidenciales del martes, tuvo un mensaje para el público internacional, sin referirse a alguna región en específico, como América Latina, que difícilmente figurará entre las prioridades del nuevo mandatario.

Cuando asuma funciones el 20 de enero se moverá entre diversas prioridades en sus primeros 100 días, pero Latinoamérica difícilmente estará entre ellas y quizás la región deba vivir un tiempo solamente de simbolismos, dijo un analista.

"No se verán pronto iniciativas espectaculares y tampoco decisiones espectaculares hacia Latinoamérica", afirmó Michael Shifter, director asistente del Diálogo Interamericano, una organización independiente de análisis regional en Washington. "(Obama) estará limitado en parte por la falta de dinero".

Por consiguiente, dijo, se esperarían solamente acciones simbólicas con el mensaje de que el nuevo presidente demócrata no estaría soslayando a la región en aras de otros temas más prioritarios como las guerras en Irak y Afganistán, la economía y la crisis financiera global.

"Si hay algo que Obama entiende bien es la importancia del simbolismo", dijo Shifter a The Associated Press. "Y en el caso de Latinoamérica un gesto de buena voluntad cuenta".

Las primeras acciones simbólicas serían, como lo prometió Obama en la campaña, el cierre de la prisión de Guantánamo -donde hay centenares de acusados por terrorismo sin proceso judicial- y el inicio de una apertura hacia Cuba, no para levantar el embargo de seis décadas sino para permitir viajes y remesas familiares sin límite.

"Esas cosas tendrían un gran impacto en una región que desea una mejor relación con Washington", comentó. "Tienen el potencial de dar a Estados Unidos una imagen de mayor proximidad a los países latinoamericanos".

En febrero del 2009, apenas un mes después de asumir funciones, Obama quizás aproveche la gran oportunidad de hablar a la región que le ofrecerá la cumbre presidencial de las Américas en Trinidad y Tobago.

El presidente de Cuba nunca ha asistido a las cuatro ediciones previas desde 1994, por estar en oposición al presidente estadounidense de turno. ¿Cambiará Obama esa historia?

En México, el presidente paraguayo Fernando Lugo comentó adelantadamente que la victoria de Obama debería ser tomada como "ninguna novedad" porque siempre fue el favorito.

Sin embargo, dijo que para efectos de la región se sabrá si resulta ser un buen presidente cuando se vea si en sus intenciones había un "respeto de los procesos latinoamericanos".

Un comentario similar lo tuvo el presidente nicaragüense Daniel Ortega. Crítico acérrimo del presidente saliente George W. Bush, Ortega dijo en Managua que mantenía su posición de "desarrollar relaciones de respeto" con Washington.

Ortega actualizó un comentario suyo de días atrás de que Obama corría "el gran riesgo de que podría ser asesinado". No dio detalles. Tampoco lo hizo el ex presidente cubano Fidel Castro en un comentario similar hace semanas sobre la muerte de Obama.

En la campaña electoral, McCain estuvo más cerca de la región e incluso la visitó en una gira por Colombia y México para hablar de continuidad de las políticas de libre comercio, mercados abiertos y posición dura contra líderes totalitarios que ha caracterizado al gobierno saliente.

Obama nunca ha estado en un país latinoamericano. Abierto opositor del tratado de libre comercio (TLC) con Colombia, pendiente de aprobación legislativa junto a los de Panamá y Corea del Sur, Obama ha hablado también de una revisión del TLC con México, vigente desde hace casi 15 años.

Su reiterada afirmación de la necesidad de frenar la salida de compañías estadounidenses a otros países para crear empleos podría significar un cambio radical con respecto a la política de promoción de los TLC de Bush. Pero Shifter y otros analistas coinciden en que los tratados de Colombia y Panamá serán aprobados por el Congreso, que seguirá bajo control demócrata.

Obama ha mencionado también una "nueva alianza de las Américas" (New Partnership for the Americas), en la cual puedan ejercerse las libertades sin restricciones y darse un diálogo "sin precondiciones" con todos los gobiernos de la región.