El debate sobre la estatización de los aportes previsionales de las AFJP, suma otro capítulo a la compleja historia de los pensionados

Las penurias de siempre de los jubilados

El sistema nació a principios del siglo XX mediante cajas de capitalización de asociaciones de trabajadores y sindicatos. Perón las universalizó para todos. Luego, a partir de los 70, surgieron los problemas.

Una vez más, el sistema previsional argentino está en vías de volver a modificarse. El posible fin de las AFJP se convertirá en otro capítulo más de la complicada historia de las jubilaciones en el país, donde los pensionados casi siempre padecieron más miserias que alegrías.

 

En el tomo XVII de la "Enciclopedia Jurídica Omeba" puede leerse que la Primera Caja de Jubilaciones, la del personal civil, data de 1904, y se propuso reproducir el sistema jubilatorio que existía, desde tiempo atrás, en algunos países europeos, en favor de los empleados públicos.

 

Luego siguieron los empleados ferroviarios. Más tarde, el amparo jubilatorio fue extendido sucesivamente a los trabajadores de los otros servicios públicos y de la marina mercante. Despues llegó el turno de los empleados bancarios y de los periodistas.

 

"Estos primeros pasos constituyeron iniciativas desde el Estado, antes que una respuesta a demandas de los movimientos obreros de aquellos años. Así se buscaba desactivar un futuro conflicto cuando llegara el momento de la jubilación, y asegurar el orden social, además de obtener el control sobre las organizaciones laborales", dijo a La Prensa Mariano Nino, sociólogo e investigador del Instituto Gino Germani de la UBA y el Conicet.

 

En la Enciclopedia Omeba se indica que "con la revolución del año 1943 se inicia una nueva fase que podríamos definir expansiva, del régimen jubilatorio argentino. Mediante decretos legislativos se incorporan a las leyes de jubilaciones preexistentes, nuevos sectores de trabajadores".

 

Así, el régimen jubilatorio pasó de ser un régimen de privilegio para convertirse en uno general. Luego llegó la unificación en la primera presidencia de Perón, con la creación de un Consejo Nacional de Previsión Social.

 

"Las jubilaciones en el país nacieron como cajas privadas. Eran de asociaciones de trabajadores o de sindicatos. Cada empleado aportaba a estas cuentas, para luego al fin de su carrera tener su beneficio", señaló a La Prensa Jorge Colina, economista del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA).

 

"Luego -continuó el especialista- Perón aglutinó a todos los trabajadores y le dio la posibilidad a cualquier empleado de conseguir un retiro. Eso fue importante".

 

El punto negativo tras aquella decisión, fue, según Colina, que Perón se valió de aquel dinero luego para cubrir el déficit fiscal. "De todas maneras, el hecho de que hubiera más aportantes que jubilados, hacía que en aquel tiempo los jubilados cobraran bien", destacó

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El economista puntualizó además, que si bien se colectivizaba la jubilación, no dejaba de ser un sistema de capitalización. "Aunque no eran cuentas individuales, el dinero que daba el aportante no se tocaba, sino que se guardaba en una cuenta colectiva para la futura jubilación".

 

EL REPARTO

 

La historia cambia a partir del 55, cuando se creó una nueva ley jubilatoria. "Es lo que se conoce como sistema de reparto -dijo Colina-. La gran diferencia fue que con este sistema, los aportes de la gente ya no se guardaban sino que se usaban para pagar las nuevas jubilaciones del momento".

 

El especialista señaló que este sistema tuvo un funcionamiento adecuado hasta comienzos de los 70, cuando comenzaron las penurias para los nuevos jubilados, quienes percibieron haberes paupérrimos.

 

"Se dio toda una situación negativa. Había más parte de la población con edad para jubilarse. Ya el dinero no alcanzaba como en años anteriores, entonces hubo que poner mano a impuestos para paliar esta situación, como IVA y ganancias, con el fin de financiar el sistema de reparto", contó Colina.

 

La década del 80 profundizó la crisis previsional. La inflación licuaba el gasto previsional, y hacia el 86 y 87 quedaban muy pocos fondos para repartir a los jubilados.

 

"Por aquel tiempo se declaró la primera emergencia previsional, ya que el aluvión de juicios de jubilados al estado, hicieron que casi no se pudieran pagar las demandas", recordó el economista.

Hacia el comienzo de los 90 la situación también fue muy delicada, hasta que llegó el plan de convertibilidad y luego la vuelta a la opción de un regimen de capitalización administrado por las AFJP.

 

"Se creó este regimen mixto, por el cual el estado garantiza una jubilación mínima y por encima de ello, los futuros beneficiarios pagan un dinero extra que es administrado por las AFJP".

 

Mientras tanto, aquellos que cobraban sus haberes por ese tiempo, vieron congelados de nuevo sus ingresos, algo que con los años los convirtió en rentas paupérrimas donde el haber mínimo quedó en 150 pesos.

 

"La gente cobraba miseria porque el sistema de reparto con los años se volvió cada vez peor", mencionó Colina, quien definió tres cuestiones centrales para esta problemática: "con el correr del tiempo hubo más jubilados en el país, la informalidad creciente hizo que hubiera cada vez menos aportantes, y los bajos salarios no ayudaron a mejorar la recaudación previsional".

 

El economista ejemplificó al señalar que "cuando lo normal en un buen sistema previsional es tener una variable de cuatro aportantes por jubilación, en la Argentina hay dos por cada jubilado".

 

LEY EFIMERA

 

Otra situación siempre nebulosa para los jubilados fue y es la llamada ley del 82 por ciento móvil. "Esta fue una ley creada hacia 1958, que funcionó muy poco tiempo, hasta el 60, donde al jubilado se le pagaba ese porcentaje del salario. Luego quedó en la memoria de la gente, y la siguió reclamando", contó Colina, quien señaló que en promedio hoy es que un jubilado cobre entre un 50 y un 55 por ciento del sueldo.

 

El especialista aclaró que hay varias cajas que tienen regímenes especiales o de privilegio, no sólo las de los funcionarios de gobierno y legisladores.

 

"Por ejemplo, los docentes tuvieron en un tiempo el 82 por ciento móvil. Ahora les restituyeron al 80 por ciento pero sin movilidad", contó Colina. El especialista también mencionó a los empleados públicos provinciales, que suelen jubilarse con mejores sistemas, los jueces y los diplomáticos entre otros.

 

"Hay también trabajos que por sus características mantuvieron y no perdieron algunos beneficios. Por ejemplo los choferes de colectivo se jubilan cinco años antes", agregó.

 

A fines de los noventa, y con la crisis económica en ciernes, estuvo el intento por parte del gobierno de la Alianza de hacer una reforma previsional por la cual se buscaba que desapareciera la prestación básica universal del Estado para nuevos aportantes, y entonces los futuros jubilados tenían que aportar sólo a las AFJP. El intento, que fracasó, terminó con un escándalo en el Congreso.

 

En los últimos tiempos, con el gobierno de los Kirchner, se amplió la posibilidad de jubilación para amas de casa y gente con menos años de aporte. También hubo aumentos a las pensiones mínimas, se permitió la posibilidad de optar cada cinco años por el regimen de reparto o de capitalización, y se sancionó la ley de movilidad.

 

Ahora, se debate la posibilidad de que se termine el regimen de AFJP y todos los aportes vuelvan al Estado. De concretarse, la historia dirá si fue un acierto, o provocará que los jubilados sigan pasando penurias.