Nadie podrá esquivar la tormenta

 

POR WALTER MOLANO *

 

Muchos analistas creen que la economía de Estados Unidos comenzará a recuperarse hacia fin de año. Sin embargo, hay preocupantes señales en Wall Street de que la caída solo está empezando. El plan de estímulo económico y financiero llegó tarde sobre el comienzo de la recesión. La disputa electoral que se avecina seguramente fue el principal motivo de la demora.

 

De todas maneras, los costos del rescate toman forma. En los últimos dos años, los bancos centrales inyectaron más de seis trillones de dólares para proveer liquidez al sistema.

 

Del total, el 55% correspondió a la Reserva Federal y un 17% al Banco Central Europeo. Mientras tanto, los balances de las instituciones se fueron deteriorando. El déficit del presupuesto norteamericano aumentó 76% en los primeros once meses del año respecto del mismo período del año anterior, sin incluir el salvataje del Fannie Mae y el Freddie Mac, que a priori podría costar más de 500 millones de dólares.

 

El estrés del sistema financiero está dejando el tendal. Los bancos más importantes van cayendo y no parece que asome el final. El derrumbe será más profundo y largo de lo que nadie haya previsto. Parece ser sólo el comienzo.

 

El colapso de Fannie Mae y Freddie Mac tiene importantes consecuencias para el mercado de crédito. La decisión de salvarlos fue un shock financiero, pero su tamaño será reducido notablemente.

 

Por desgracia, ambas entidades proveyeron el 80% de los préstamos hipotecarios desde principios de año y no parece haber otras fuentes de financiamiento que las reemplace.

 

Esto significa que la oferta de crédito disponible decaerá severamente, forzando a un drástico bajón en los precios de los bienes. De hecho, ya los valores de las viviendas están un 18% por debajo del pico de julio de 2006 y podrían perder otro 22% antes de estabilizarse.

 

Mientras se frena la economía, proliferan las cesaciones de pagos en los Estados Unidos. Muchos propietarios se dan cuenta de que dejar de pagar sus créditos es la mejor opción. Es el caso de las casas construidas para especulación o para vacaciones, que explican buena parte del crecimiento reciente del mercado inmobiliario.

 

Así, el horizonte para el sector bancario es oscuro. Las ganancias cayeron 79% año contra año en el primer semestre del año y el deterioro de las carteras solo empeora el panorama. Las ventas minoristas cayeron inesperadamente el 0,3% en septiembre, cuando se esperaba que lo hicieran un 0,2%. La economía norteamericana se contraerá en el último trimestre, y el crecimiento del PBI será negativo en 2009. No extraña que la teoría del desacople haga agua por todos lados.

 

Los precios de las materias primas caen. Las monedas también. El fin de los Juegos Olímpicos enfrió el frenesí de la construcción. Las autoridades chinas están más preocupadas en calmar la demanda interna y consolidar sus logros económicos que en salvar la economía global. Hay un consenso sobre que el PBI de China convergerá a un crecimiento del 8% el año que viene, aplacando la demanda de materias primas.

 

CAEN LAS MATERIAS PRIMAS

 

En todo el espectro de las materias primas, los productores delatan una demanda más suave. Por todo esto y por el desarme de las posiciones especulativas, los precios bajan. Desafortunadamente, muchas minas, yacimientos petroleros y campos se expandieron al principio de la década y esta mayor oferta presionará todavía más a la baja. No hay manera, entonces, de que los países emergentes puedan esquivar la tormenta.

 

Todos apuestan a preservar el capital. Los inversores quieren posiciones defensivas, y se mueven hacia activos de mayor calidad. También persiguen simpleza. El cuadro es preocupante. No parece verse, por desgracia, una luz al final del túnel. El tiempo es demasiado y la burbuja fue muy grande como para que las cosas puedan remediarse con una corrección moderada. El horizonte más probable es un aterrizaje prolongado que se emparente con la Gran Depresión.

 

* Economista de BCP Securities.